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Cónicas del Templo Negro

Después de muchos años de revisión y de buscar la forma de editarme, he vuelto a decidirme por la autoedición. El 4 de julio estará disponib...

domingo, 27 de noviembre de 2011

Sangre, demonios y mucho sexo - cuentos de Carlos Carrillo

Hace un par de años escribí una reseña de la tercera edición del libro "Para tenerlos bajo llave" de Carlos Carrillo para una revista sobre sexo. La revista estaba era proyecto de otro amigo que le había puesto el título Envergadura. No era pornográfica, pero tampoco dejaba de ser explícita y escatológica. Al final, nunca vio la luz, y ahora que rencuentro el texto, lo cuelgo aquí.

Lo conocí cuando empecé a frecuentar aquel oscuro hueco que ahora ha cambiado su nombre a Zarko. En medio de la colorida ebriedad de la calle de las pizzas tan cholibudense se abre, para el que sepa ver, un delgado pero profundo orificio con paredes negras recubiertas de rostros demoníacos, donde resuena hace años la furia de la música metal. Carrillo es un tipo bajo e intrigante, siempre con comentarios graciosos y una mirada maliciosa y ambigua, pero a la vez firme y parsimonioso, siempre indescifrable. De día es abogado, y de vez en cuando llegaba también al bar aún con saco y una corbata de Kiss, pero cuando podía siempre vestía casaca de cuero o un gran abrigo negro. Para muchos es El Pitufo Sodomita, y para algunos también un Maestro del Mal.

No fue poca mi sorpresa cuando me pasó por primera vez un cuento suyo. El tema no era otro que la condesa sangrienta Elizabeth Bathory, una legendaria bebedora de sangre y violadora, referente ineludible para todo metalero y/o vampiro, inmortalizada entre otros por grupos tan oscuros como Cradle of Filth y Venom. Algunos detalles dejaban que desear, pero el cuento como un todo hacía honor a la condesa, una figura a la que por cierto pocos cuentos han hecho honor (tenemos quizá las descripciones de Pizarnik), más aun en un país nacionalista que se jacta de una "tradición realista" y se niega a escribir sobre personajes foráneos. En fin. Poco después supe que este era en verdad parte de un libro, del que me hizo llegar la segunda edición, en cuya portada figuraba el cuerpo desnudo y sodomizado de una mujer sin rostro, y a la vuelta el mismo Carrillo, montado con un látigo sobre una caja de la que sobresalían la cabeza de alguna víctima con los ojos tapados. Evidentemente era un volumen bastante inapropiado para leer en espacios públicos. Como su título rezaba, más bien era "para tenerlo bajo llave". Pero, como dije, esta era la segunda edición. De la primera sólo he logrado escuchar rumores, que fue una publicación extremadamente clandestina, conocida por apenas un puñado de iniciados. Cabría también preguntarse por el contenido de aquel libro, considerando las diferencias entre la segunda edición y la tercera que ahora circula. Hay varias adiciones notables a modo de bonus tracks, como el par de temas en vivo y versiones alternativas que suele incluir la reedición de un buen disco metal, pero también se hacen extrañar varias de las andanzas del mismísimo Pitufo Sodomita.

Los bibliófilos que han comentado esta tercera versión, insisten principalmente en la malignidad y perversión que recorre los relatos de Carlos Carrillo. Tampoco es para menos. De manera contextualista han sugerido relacionar la obra de Carrillo con la de Sergio Galarza, Oscar Malca y demás posmodernistas decadentes con los que coincide en el desenfadado cinismo, el protagonismo de la banda sonora y, sobre todo, la violencia urbana. Cuentos como "Cristales rojos", "Euforia permanente" y "Si a trece le quitas cuatro tienes nueve" se centran en violaciones y asesinatos indiscriminados narrados a modo de hazañas personales. La indiferencia ante el entorno social a la vez que se agrava su degradación puede ser tildada flojamente de "realismo" como se ha solido hacer con esta generación. Sin embargo, en la narrativa de Carrillo estos temas son apenas la punta de un lovecraftiano iceberg que guarda en el fondo un amplio repertorio de monstruos y demencias mayores. (Lovecraftiano fue como califiqué a Carrillo en la presentación de su libro. Él meneó la cabeza y murmuró algunas cosas que daban a entender que no estaba muy de acuerdo, pero con cada relato suyo que leo me convenzo más de que ha logrado digerir a Lovecraft mucho mejor que yo por sus sueños espeluznantes, sus descripciones de cuadros satánicos y la sensación de un universo oscuro en constante expansión, a cada momento más profundo y enorme de lo que parecía, como un iceberg). Muertos vivientes, humanos artificiales, santas malditas y muchas otras bestias aguardan al final del oscuro pasillo. Bien vistos, la mayoría de sus cuentos le deben bastante más a la tradición de la literatura gótica, tan negada en el Perú, en la que lo demoníaco emerge del subconsciente y la pesadilla para materializarse de forma patente en nuestro mundo cotidiano.

Algo que sin embargo tienen en común casi todos los cuentos de Carrillo de ambas clases es el sexo. El sexo en sus más diversas e inusuales formas. Abunda ante todo el sexo oral, pero también está la urofilia, la zoofilia, el estupro infantil, la necrofilia, entre otros. Para comprender el papel que este elemento juega en los relatos de Carrillo, evidentemente habrá que relacionarlo con las demás cosas que plagan sus historias. El sexo invoca a los demonios y motiva a la mujer-lobo, pero es también practicado por héroes rebeldes y asesinos. En última instancia, se trata de una relación entre el sexo y el poder violento. Un sexo que representa la liberación a través de la violencia. Sería fácil caer en el freudismo para reducirlo a algo edípico y fálico, pero en Carrillo también los personajes femeninos adquieren poder de la misma manera que los masculinos, quizás hasta en mayor cantidad de casos. Ambos géneros entran en la misma condición de clandestinidad y fuerza brutal, revueltos en el amplio terreno fuera de lo permisible. El sexo, desde su condición de prohibido, abre las puertas hacia el universo de todo lo oculto y negado, lo que solemos "tener bajo llave", un mundo oscuro y desconocido de infinitas posibilidades y también gran peligro, la liberación de las pesadillas subconscientes que destruyen el mundo delimitado por la pacatería y la razón. Ahora recuerdo que nuestras conversaciones sobre lujuria y sadomasoquismo nunca han sido efusivas ni morbosas, sino siempre graves y serias.

Críticas como Rosermary Jackson han sostenido que en ese sentido la literatura gótica apunta a hacer un mundo más libre y mejor, esclareciéndonos al llevarnos más allá del oscurantismo y revelando puntos de vista productivos. Quizás no sea tan así, y sólo se trate de la explosión de una fuerza pujante e innegable que es el caos de la verdad de nuestras pasiones profundas, las cuales pueden traer placer y desgracia de forma igualmente desmedida y salvaje. Para Carrillo el caso más frecuente es el segundo. El sendero simplemente conduce a la perversión absoluta o la ley del más fuerte en la que el que no mata, muere, y los vencedores siempre son glorificados en su propia brutalidad.

Es en ese sentido que el sexo es más efectivo cuanto más degenerado, pues es mediante el espanto que causa que se convierte también en poder. Acaso para causar este espanto este sexo debe ser tanto más explícito y retorcido que la dulce y romántica necrofilia de Edgar Allan Poe u Horacio Quiroga, para la cual la sociedad ya ha tenido cierto tiempo de buscar escusas que la oculten y nieguen. Para invocar al demonio es que el sexo de Carrillo es crudo y espinoso, ruidoso cómo el más potente thrash metal, innegable.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Otra de mis sombras

El compañero y escritor Julio Meza publicó una reseña a El Empalador. Más que sobre la novela, el texto habla sobre mi persona, y menciona cosas que no recuerdo con precisión, pero que me han hecho reir mucho. Pone por escrito algo que otros ya han sugerido de pasada, el hecho de que tras la publicación no tardó en crearse una pequeña leyenda en cuanto a lo que la gente esperaría que yo fuera. El autor nunca es la persona que produce al texto, el autor es una imagen que el el texto proyecta, porque no se puede ser autor si no se es autor de algo. La metonimia se precipita rápida e inconscientemente hacia sus últimas consecuencias, igualando a la novela con su protagonista y al autor con su novela, con lo que para muchos yo mismo también ya soy el empalador.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Chistes en serio

La cosa con los comics es cada vez más seria. La verdad, yo no quería dedicarme del todo a eso, ya saben que me interesan igual o más los libros prohibidos y los muertos vivientes, todos esos rollos decadentes del siglo XIX. Pero si mi carrera de literatura se centra en el siglo XIX, ¿a qué rayos me dedicaría hoy en día? Ser un muerto en vida suena interesante, pero ser profesor toda la vida podría no serlo tanto.

Involucrarme con los comics a la larga, en cambio, podría conectarme con una industria viviente, bullente, en el peor de los casos debatir sobre obras siempre nuevas y, si caigo en alguna esquina del planeta donde el medio aún está estigmatizado, luchar por desarrollarlo, no por difundir cultura antigua, sino por abrir paso a un futuro aún por escribir.

Aquí al medio le queda ya muy poco de su antiguo estigma. Una chica que me ve con el libro de Scott McCloud bajo el brazo podrá aún decir "Qué monada", pero las facultades humanísticas ya tienen el tema bastante integrado y a Alan Moore y Frank Miller como referentes indispensables por todos lados. De hecho, este semestre discutiremos sobre Watchmen como parte del syllabus de dos seminarios.

El uno es, evidentemente, un seminario sobre comics. Decir seminario también es relativo, es lo que se llama aquí un "Blockseminar", donde todo va en bloque y en total solo dura dos fines de semana. La primera mitad es en gran medida un curso en el que tres profesores alternantes de distintas especialidades explicarán los fundamentos para comprender el estado actual de la discusión. La segunda parte será un coloquio con invitados de toda Alemania, al parecer los mayores expertos que hay por aquí. El eje temático, que justifica el tratamiento interdisciplinario, es la intermedialidad, la adaptación de la literatura al comic o del comic al cine o al anime o al cosplay (sí, estos últimos ejemplos también se mencionaron en el syllabus). La bibliografía no incluye a Daniele Barbieri, cuyo libro quisiera poseer hace mucho tiempo y que desde el título anuncia una importante hipótesis: "Los lenguajes del comic" - la historieta es en sí una amalgama de distintas artes que nos habla desde las más distintas direcciones, pero además de combinar imagen y palabra, también como narrativa visual o en su montaje trasciende todo lo anterior.

Por otra parte también leeremos Watchmen en un seminario mucho más exigente que el anterior. El profesor Hans-Joachim Backe (o Hajo) hace ya un tiempo es conocido por tratar esta clase de temas y sus cursos tienen inmensa demanda. Las plazas se llenaron rápido y tuve que aparecer sin inscribirme en la puerta del salón para preguntar si acaso no les sobraba un asiento. El título del seminario es "Del héroe mítico al superhéroe", y se trata de una revisión bastante abarcadora cuya segunda mitad profundiza en cultura popular contemporánea pero que, necesariamente, debe empezar desde La Ilíada y el Cantar de los Nibelungos para que las cosas se hagan en serio. Por otra parte culminará con Watchmen y, por si fuera poco, Sucker Punch. Cada alumno debe además hacer una exposición, lo cual al yo aparecer de improviso me tomó bastante ofuscado, pero al final decidí participar con la película de Shoujo Kakumei Utena: Adolescence Mokushiroku, para que no falte una cuota de manga y anime.

En la biblioteca de la universidad también hay una sección bastante seria de comics. Están Robert Crumb, Neil Gaiman, Hugo Pratt, Calvin y Hobbes, junto a todos los imprescindibles de Europa y América. Por supuesto la gran omisión es Osamu Tezuka: a los alemanes aún queda por expandir más las miradas hacia oriente.

martes, 26 de julio de 2011

Las sombras de Arkham

Hay una sombra, una duda que me sigue carcomiendo el reverso de los sesos, y lo peor es que no puedo decir exactamente qué es. Hay algo en Arkham Asylum que me sigue afectando. Sí, la idea de partida es genial, pero el desarrollo del guión no es nada impresionante. Los dibujos son buenísimos, pero en cuanto a narrativa gráfica, al uso de las viñetas, la verdad es que no me sorprendió. No mientras lo leía. Cerré el libro y pensé que sus criaturas quedarían atrapadas entre sus páginas, pero no fue así. Los demonios febriles laten en algún lugar entre mis nervios, recorren mi sangre como mugre infiltrada. ¿Cómo llegaron hasta ahí? Esa es la peor parte, que quizás siempre estuvieron ahí. Que quizás como el tarot y la misma casa de Arkham, el libro también es un espejo de los lados oscuros del alma, sus imágenes no son más que sombras que me obligan a nutrirlas de mi propio horror. Así como todos los villanos son los demonios del mismo Batman, que a su vez es sólo una idea del viejo loco Arkham, así mismo se convierten en la pesadilla de cada lector sin que este se dé cuenta, hasta que ya es demasiado tarde.

viernes, 22 de julio de 2011

El monje maldito

Entre las muchas historias que aparecen dentro de la historia de los Elíxires del diablo, la pequeña e inocente Aurelia cuenta la historia cómo de niña descubrió la existencia del Mal mientras leía la historia de la novela El monje de Matthew Lewis. Como muchas novelas románticas, Los elíxires del diablo de E.T.A. Hoffman también es un juego de cajas chinas, menos intrincado que algunos, pero estructurado como parte de la aventura errática, interminable, fugitiva, que siempre vuelve a empezar y se multiplica de las formas más inverosímiles, aunque sus personajes hayan muerto ya varias veces.
Pero el tema sobre el que lee Aurelia es también el tema de la novela de la que ella misma forma parte. El protagonista en ambos casos es un monje maldito, parte de monasterios que de por sí ya resultan extrañamente góticos. En alguna época, la iglesia solía ser símbolo de salvación. Escuché alguna vez a un viejo hablar con horror sobre el día en que los símbolos del bien y del mal se confundirían. Sonaba como una antigua profecía. Pero la transvaloración ha empezado hace mucho tiempo, y de hecho ya se ha completado muchas otras veces, como cuando Pan se transformó en Belzebú. Las cruces que pretendían elevar el cementerio hacia la vida eterna ahora son sólo parte de su lúgubre muerte, y las iglesias que solían ser el último refugio ante la perdición se vuelven el hogar mismo de los condenados.
El más emblemático de los monjes malditos, y cuya historia también aparece en la historia de los Elíxires, es por supuesto San Antonio, que como materia fue lo bastante demencial para merecer también un cuadro de Dalí. Las visiones más infernales sólo le son reveladas a los más santos, santificados por su enfrentamiento al Diablo. Al final, la diferencia que cuenta es entre lo terrenal y el más allá, mientras se pierde una clara distinción entre el bien y el Mal. ¿Cómo diferenciar las visiones divinas de las infernales? ¿Cómo saber si son lenguas por gracia del cielo o una posesión demoníaca? La línea es categórica, tajante, filosa, delgada, invisible, terriblemente arbitraria e intercambiable.
Definir el bien es crear el Mal. Partir el mundo en dos, soñar la pureza, es producir monstruos y demonios que emanan de la misma religión, que al final son parte de ella.
Medardus, por su parte, nace bajo el signo del bien y del mal a la vez, se balancea hasta el final sobre el filo de la navaja y logra alcanzar una extraña, imposible redención, quizás por el mismo hecho de destruir a sus congéneres. Ambrosio, en cambio, el monje de Lewis, sigue un camino de decadencia irreversible que lo acaba arrojando a las manos del Diablo y para convertirse él mismo en un demonio.

If God is our father, you thought, then Satan must be our cousin. Why didn't anyone else realize these important things?
Maynard James Keenan

miércoles, 15 de junio de 2011

[Thecnetos] Meta-apocalipsis cuántico en 16 dimensiones

Mientras tanto en otro lugar del espacio-tiempo, en algún punto entre Warhammer 40000 y Tarkowski...

Mi hermano siempre describía la serie animada de X-Men como una historia donde cada cinco minutos el mundo estaba a punto de acabarse. No es gratuito que el principal villano lleve el nombre de Apocalipsis, un personaje tan desproporcionado y obscenamente poderoso que destruye cualquier lógica y arroja la misma serie en una dirección absurda.
Sin embargo, el mundo puede acabarse trillones de veces más sin tener que rehuir al sentido. De hecho, es lógico que sea así. El libro de Luis Arbaiza me lo acaba de demostrar. Thecnetos [pronúnciese Θεχνετόζ, del griego "artificial"] se presenta como "Los últimos días del universo", y es la historia más apocalíptica que jamás podría imaginar. De hecho, implica un gran esfuerzo de imaginación con las monstruosas escalas que maneja, pues estos "últimos días" duran más de un trillón de trillones de años, 10^25002, "una cifra que no cabría en la totalidad de este manuscrito". Pero todos esos días y más, son los últimos, porque, un momento tras otro, el mundo se sigue acabando. ¿Cómo puede el mundo acabarse tantas veces? Después de la muerte no se siente nada, se menciona muchas veces en el libro, por lo que no se debe temer ni anticiparse a la muerte, que es un momento neutro. Sin embargo, la novela logra formar una monstruosa espiral ineludible, un hoyo negro donde el mundo se torna cada vez más desesperado, más complejo, más inevitable, pero no impide que le siga otro ciclo más de mayor horror, pues en un plano caben ininitas líneas. Si los últimos días duran tanto, ¿por qué no contar como últimos los que ya estamos viviendo? Quizás es como decía Heidegger, que la vida es una enfermedad mortal y la creación del universo implica su destrucción.
En esas escalas monstruosas necesarias para describir el destino no sólo del universo entero y sus millones de galaxias, sino de múltiples universos y trasmundos posibles y cuánticamente reales, es necesario manejar conceptos como metacorporaciones, metafilosofía, hipercubos y seres posthumanos. Todos estos cálculos están sustentados y demostrados, después de todo este libro no es puro cuento sino un "ensayo novelado" presentado por un gentista titulado y apoyado en una amplia bibliografía citada. Ciencia ficción pura y dura.
Como ensayo, Thecnetos es una obra de interés holístico, que aborda no sólo los campos de la física cuántica y la degradación entrópica del cosmos, sino que los pone en estricta relación con un concepto analítico de la genética, casi diría nuevamente metabiológico, y con preguntas fenomenológicas sobre la conciencia o el concepto de humanidad. Una obra ambiciosa, de peso.
Otra vuelta de tuerca: la inmensidad del universo y su inconmensurable metahistoria, al final, ha sido ya reducida por la soberbia humanidad, y el destino de esta se reduce sólo al juego de ajedrez entre dos o tres personas, que ni siquiera tienen un nombre completo. ¿L es descendiente del señor K u otro discípulo y doble de Light y Lawliet? ¿O acaso podría ser incluso más personal que eso? Al final, lo que le da sentido a la infinitud de materia debe provenir de una búsqueda personal, en la que los clones de todos los seres humanos posibles son sólo máquinas químicas, peones de carne para un interés particular.
El texto lo recibí de Luis en un intercambio de libros, en forma de una edición artesanal. Actualmente se puede leer completo en su página web. Esperamos que pronto aparezca una edición formal de algo que debería dejar huella en el mundo.

lunes, 30 de mayo de 2011

Surviving the Sabbat

Cuando salí arrastrándome de las cloacas hacia el salón oscuro del claustro, la calma era perturbadora. Ninguno de los individuos se levantó siquiera a mirarme, nadie reparó en mi rostro deforme. Apoyadas en las mesas y colgadas de las paredes esperaban espadas inertes. En el suelo, desapercibido entre las sombras, yacía un cadáver fresco. Apenas me dispuse a saludarlos, un tipo imponente de largo saco negro me interrumpió.
-Siéntate y espera-, me ordenó, -todos quieren escuchar lo que vas a decir.
El obispo llevaba el rostro pintado de payaso. Cuando les expliqué que quería unirme a la secta, ante los rostros incrédulos de los reunidos arrojó un hacha al centro del salón y dijo:
-Dos dedos.
Tembloroso y resoplando recogí la herramienta. Apoyé mi mano sobre la mesa y la observé un momento, la acomodé...
-No, no- rió un espectador-. el índice y el medio están bien.
Horas después seguía sin poder darles una buena razón para que no me maten. Ya había visto demasiado y sin importar lo que dijera, no tenían por qué creerme. Estaba dispuesto a recibir un "juicio de dios", que es casi una condena a muerte. Pero el casi valía mucho en esa situación. Finalmente, me hundí una estaca en el pecho y pasé el día en una maletera.

La vez siguiente que volví... el haber vuelto, el haber sobrevivido ya era de por sí un mérito. Entre otros juegos a muerte me vi impulsado a desafiar hacha en mano a un lobo que me venía insultando hace tiempo. Acabé destrozado, desangrándome contra la pared y, sin embargo, la violencia inútil me ganó más aceptación que la tolerancia.

En las noches profundas, el Sabbat impone la ley del más fuerte, conquista y devora. Resulta paradójico que venga a encontrármelo aquí, en la parametrada Alemania, donde de día vivo tan tranquilo y hay una ley o dos para cada cosa, e incluso me tengo que acostumbrar a no voltear por sobre el hombro, porque no hay de quién sospechar. Ni siquiera los perros me gruñen por ser un ser antinatural. De día, la mascarada de la Camarilla funciona aquí a la perfección. En Lima, en cambio, era la Camarilla la que imperaba de noche, y había que respetar la mascarada y los juegos políticos de los antiguos, con un príncipe y seis tradiciones. Eso a pesar de que de día, entre los mortales, las violaciones y descuartizamientos son tan cotidianos que ya no resultan noticia. Acaso el mundo de los no-muertos funciona, al contrario de lo que dice el libro, no como trasfondo del mundo mortal, sino como su reverso, un espejo que invierte.

miércoles, 25 de mayo de 2011

God Damned! - Caín - Adelanto Spoiler

Hace ya un buen tiempo comenté sobre la primera aparición del manga peruano God Damned! que se centraba en la figura del golem de praga. Desde entonces he ido estableciendo contacto poco a poco con el autor Alonso Molina, quien recientemente me hizo llegar también un adelanto de lo que será el primer capítulo oficial de la saga. Como ya ha anunciado en su Facebook y su Deviantart, el personaje principal en verdad será Caín. El mismo Caín de la Biblia, claro, pero no por eso el mismo Caín de mi novela El Empalador, ni el mismo Caín de Sábato ni el de La Mascarada... Esta versión de Caín carga con la inmortalidad como un verdadero peso que sólo puede ahogar en alcohol. Su figura ya no es la del asesino ni tampoco la del vampiro, y aunque a momentos tiene tintes mesiánicos, sigue siendo demasiado decadente y cínico para dedicarse al bien. "Yo estoy de mi propio lado" dice, pero quién sabe a dónde lo acabe llevando el destino.
Sí, digo el destino porque a pesar de que lo bíblico se entrecruce con lo legendario y lo esotérico, dios sigue sin aparecer por ningún lado. Será que el destino de los seres en la Tierra es arreglárselos solos, incluso si el creador ya lo hubiera previsto todo e interviniera de forma invisible de vez en cuando. O será acaso que estos seres en particular están, precisamente, malditos por dios, God Damned, y luchan por su propia redención mientras el supuesto redentor les da la espalda.
Yo, obsesionado con las artes oscuras, no podía dejar de hacer observaciones sobre qué carta del tarot fue la que sacó, que debería sacar la luna y no al tonto, que sólo salen arcanos mayores... Pero si llego a ese punto es simplemente porque la historia está tan repleta de fantasía y taumaturgia, y lo maneja tan bien, además, que se impone tomarla muy en serio.
La disposición de las viñetas es un poco menos impresionante que en el volumen anterior, pero el dibujo se despliega nuevamente en una diversidad de texturas y un dinamismo para las escenas de acción que es simplemente delicioso. Incluso hay una secuencia metanarrativa en la que el estilo de dibujo cambia para ajustarse al tono del relato.
Ya, no cuento más, que con las justas me aguanto soltar los spoilers. ¿Pero cómo, cuándo, dónde se podrá seguir esta historia?- me preguntaban ya desde la nota anterior. Pues actualmente está por imprimirse con el grupo Perro muerto producciones, editores de los volúmenes recopilatorios Extraño, el reciente Angel Beats y el infame tabloide trolero-otaku-amarillista El Oniichan. El objetivo es estrenar hasta el capítulo 3 en el Otakufest, y seguirá al precio de 5 S/. Luego de eso sin duda lo encontrarán en la mayoría de eventos frikis, en algunos plantones y caravanas comiqueras, y quizás en Contracultura. Aún no llegamos a librerías comunes, pero creo que estamos avanzando. Por cierto, mientras yo no pase por Lima, no tendré más que el PDF que me mandaron. Tendré que buscar alguien que me lo traiga cuando salga...

Por cierto, hoy es día del orgullo friki. Es la primera vez que me doy cuenta a tiempo. Feliz día a todos los frikis. Yo soy friki y estoy orgulloso de ello.

martes, 3 de mayo de 2011

Industriekultur

Al caminar hasta el último rincón del cementerio antiguo, encuentro unas rejas de fierro oxidado y, detrás, campo abierto, un ave que alza vuelo, pasto sin cortar.

Vor mir
die eiserne Tür. Dahinter
die reine Wildnis.

Creo que mi primer haiku en alemán resume lo que ahora me parece la esencia de este lugar, lo que se llama "Cultura industrial". Suena paradójico que la industria pueda ser cultura, en todo caso arte siempre ha sido antónimo de ciencia, y las fábricas, un mal del que no podemos escapar en el mundo actual, en los tiempos modernos, como diría Chaplín mientras es aplastado por engranajes gigantes o aplica su destornillador a los botones de la señora. Por otra parte, estas alucinantes visiones expresionistas ya inauguran de por sí una estética, y no por nada me aficiono cada vez más a la música industrial. Luigi Russolo decía que en la era industrial, el oído humano se acostumbra a otra clase de sonidos y, más que música, necesita el "arte del ruido". Aquí, los grandes monumentos son las antiguas plantas mineras y refinerías, cuyas gigantescas torres oxidadas se alzan por encima de la ciudad y aparecen en todos sus emblemas. Los inmensos toneles de centrifugado, los complicadísimos mecanismos de transmisión, los ganchos y cadenas colgando del techo oscuro, ensombrecido y ennegrecido. Hace un par de décadas, toda la zona estaba cubierta del humo negro del carbón.

Pero la industriekultur implica un paso más. No son las fábricas activas, después de todo, las que hacen la diferencia, sino más bien espacios como la discoteca en un túnel minero, las barracas de obreros convertidas en prestigioso escenario de danza, el gasómetro hecho galería de arte, el parque de diversiones sobre una acería. Al ver lo que fuera alguna vez el complejo minero más grande del mundo desde arriba, el color predominante es verde. Al día siguiente fui a un festival medieval a pocos kilómetros de ahí, y la gente vivía en carpas, cocinaba en fogatas, se vestía con ropas anchas cocidas a mano y convivía con sus perros en medio del bosque. Es increíble, me comenta una lugareña, que el suelo haya reverdecido después de habérsele explotado, socavado y contaminado durante tanto tiempo y, sin embargo, la naturaleza es más fuerte. Las inmensas torres de tierro ahora están rodeadas y algunas hasta cubiertas de hierba indomable, como ruinas milenarias apuntando hacia una era posmoderna.

jueves, 21 de abril de 2011

Beat, jam and slam

Por un momento pensé que el Subrösa era un bar gay. "En fin" pensé ", que me gileen un poco sería divertido, siempre y cuando no intenten besarme." Los anuncios coloridos con logos comerciales de antaño, la ironía en cada una de sus frases, y qué decir del nombre.
Cuando llegué, el rockanrol sonaba hasta afuera y había chicos y chicas entremezclados con mucha cerveza. Como no conozco a nadie en este mundo, me senté en la barra. Del techo colgaba un disco de llanta, del que colgaba por un lado la cara de un político desconocido y por otro un mono con gorro y lentes 3D. Bastante loco, pero no de locas.
Mientras pedía una cerveza, un tío a mi lado me alcanzaba un platito con cacahuates. Me hizo el habla y mientras esperaba no tenía tanto más que hacer, así que le di cuerda y me empezó a contar de sus viajes por España y el Caribe, que nunca había estudiado, a sus 53 años ni siquiera completado el colegio, pero vivía del arte. No era muy elocuente, pero le gustaba hablar. Le dije que me recordaba a Charles Bukowski aunque, claro, poeta no era, quién sabe qué habría dicho que hace, quién sabe si hará algo de lo que dice. Qué importa.
Después de que un jingle anticuado sonara por los parlantes, un muchacho con un papel se paró sobre el pequeño altillo y, entre que anunciaba que iniciaría el evento, el breve espacio a mi espalda ya se encontraba repleto de espectadores. Entre los que subieron al escenario estaban un muchacho que exponía con un intencionado y sarcástico nerviosisimo el problema de que le gustaban las mujeres y que, para distraerse, intentaba escribir sobre fútbol. Un hombre con barba y cara de profesor que leía poemas rimados sobre niños malcriados, actualizando viejas tradiciones cómicas, sin mucha gloria. Un joven de razgos arábigos expuso sus opiniones políticas, entre radicales y simplistas ¿Hay algo más simple que ser radical? El viejo a mi lado ya estaba lo bastante borracho, o quizás no necesitaba estar borracho para ponerse a gritar que no había venido a escuchar sobre política. Yo le intenté aclarar que lo relevante eran los metros rápidos y rimas internas que mostraban gran pericia en un estilo hiphopero, el joven le respondió que también lo quería mucho, y el bartender simplemente lo mandó a cayar. Había varios otros, con poemas por el día de la madre y cosas peores, o que ni siquiera eran lo bastante malos para recordarlos.
En cambio, una cosa que marcó la noche cuando esta empezaba a avanzar fue la invitada estadounidense, a quien la verdad muchos no entendieron, pues forzosamente leyó poemas en inglés. Pero qué poemas. Quizás la barrera idiomática ayudó a mantenerla distnciada de la línea cómica, y en cambio describir hechos trágicos desde perspictivas a la vez muy íntimas y cósmicas, directa tradicion Whitmaniana, por supuesto, pero incluso un poco más densa que su antecesor y siempre refrescante. Me mortifica no recordar su nombre.
La otra cosa que marcó la noche fue una chica menuda, de cabello corto, cuyas reflexiones sobre hechos cotidianos se convertían en enumeraciones caóticas de proporciones borgianas y repletas de imágenes brillantes que ella arrojaba a una velocidad chocante hacia el cerebro del oyente, como un verdadero viaje al Alef. "Algún día quiero ser como tú" le dije, acercándome al final. Ella se llamaba Annika Blanke, me regaló un sticker de su página web y fue la primera persona de este lado del mundo a la que le revelé mi verdadero nombre.

Supuestamente, todo esto fue un poetry slam, pero nunca me quedó claro en qué se diferencia de un open mike, o incluso es bastante parecido a un recital excepto por el hecho de que cualquiera puede apuntarse al momento. No pude apuntarme en ese momento porque no tenía ningún poema entre manos ni en la cabeza. He encontrado que ya tengo varios poemas en inglés, pero todos de temática extremadamente lúgubre. Decidí traducir un par al alemán, lo cual resultó ser un verdadero suplicio, pues recién me percaté de lo rebuscado que es mi vocabulario, y de lo impotente que me siento ante un idioma que alguna vez fue casi mi lengua materna y que aún hablo, pero ya no domino. Quizás traducir es un esfuerzo inútil y resulte mucho mejor, de plano, reescribir sin modelos, empezar de cero en un idioma nuevo y un mundo nuevo.

viernes, 8 de abril de 2011

Morir un poco

Siempre me pareció estúpido el dicho, pero esta vez, viajar sí fue un poco como morir. Habría que especificar que esto solo funciona realmente en el caso de migrar, de dejar todo atrás, reducir la totalidad de su vida a un par de maletas y en el proceso verla pasar ante los ojos, y saber que la mayoría de esto nunca volverá, que uno mismo lo está destruyendo. Todo está en mi corazón es sin duda una frase para pronunciar ante la tumba. El blog también murió un poco, y no sé a dónde vaya desde mi situación actual. Sin embargo, he dejado aquel mundo para pasar a otro.
Esta vez no llegué al viejo mundo en invierno, sino para encontrar un sol de primaprilis que de vez en cuando se asoma. Me he mudado a una residencia estudiantil donde sólo oigo a lo lejos los ecos de mis vecinos, pero cuando salgo siempre encuentro los largos pasillos vacíos. A la espalda del edificio se extiende un bosque profundo, sobre cuyos depredadores nocturnos circulan varias leyendas y algunos casos policiales. He visto salamandras muertas al borde del camino y a veces me parece oír alguna criatura moverse bajo las hojas secas.
Lo cierto es que en esta pequeña ciudad, casi todo parece girar en torno a la universidad y al estudio. Apostaría a que la mitad de la población son estudiantes. Ahora me preparo para empezar a leer a Hiromi Kawakami y sobre el arte de la duda. Parece que ya no alcanzaré cupo en el curso sobre el golem. A todo esto, la poliglosia de la que tanto me jacto es solo el punto de partida para el campo de la comparatística. Pero antes que todo empiece a ponerse más rudo y voraz, me doy aún un tiempo para mapear los círculos roleros y comiqueros de la ciudad. Al parecer, aparte de la tienda de comics y la tienda de juegos, también hay un bar rolero, con toda clase de friqueses. Habrá que ver.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Leyendo comics peruanos

Me puse a leer en voz alta algunos de mis comics peruanos favoritos. No hay edición, así que quedan los errores, pero así improvisado como está, creo que salió algo.

Lito "el perro" de David Galiquio

Los Archivos del doctor Jesús, de Punto Aparte

Musa inspiradora, historia de Eutanasia

miércoles, 2 de marzo de 2011

Congreso de escritores de literatura fantástica y ciencia ficción en Lima: Videos

Aquí algunos videos del Congreso de autores de literatura fantástica y de ciencia ficción que se diera el fin de semana pasado. Hubo mucho más de lo que cualquiera pudiera haber filmado. En la mesa de autores falta la intervención de Yeremy Torres, las ponencias de exhumaciones desde un principio estuvieron muy buenas, Alejandro Neyra presentó un tema interesantísimo sobre Lovecraft, Daniel Salvo esta vez intentó un acercamiento a Stephen King, y tantas otras cosas a las que ni siquiera tuve tiempo de asistir.

Preguntas y discusión de la mesa de Exhumaciones de la Literatura fantástica, entre Francisco Najarro, Eduardo Lino y César Espinoza, respecto al cuento "El manco" de Manuel González Prada y "María Marimacha" de la tradición oral.


Intervención de Yeniva Fernández.

Primera intervención de Julio Meza respecto a sus experiencias de publicación en el medio peruano.

Carlos Freyre respecto a su novela el Fantasmocopio, sus experiencias personales y la fantasía.

Segunda intervención de Julio Meza respecto a la Literatura fantástica en el Perú.

Intervención de Augusto Murillo sobre lo extraño en la vida cotidiana y la actitud frente a ello.


Carlos Saldívar sobre Dean Koontz.

domingo, 27 de febrero de 2011

Ángeles Nocturnos

Si creían que Glauconar Yue no podía ser un nombre, prueben con JC. "Pero, quién es... JC" nos pregunta la misma contracarátula de su novela Ángeles nocturnos. La única pista que tenemos es una foto borrosa y recortada, con lentes que no se distingue si son ópticos o de sol, y algunos datos personales muy vagos. El vendedor que lo albergaba en su tienda, en cambio, me decía que sí conocía al pata. El hecho es que encontré el libro de casualidad, pasando por el centro comercial Arenales un día en el que nadie me esperaba ahí. Al encontrar una novela osucra, según el vendedor gótica, rodeada de revistas otaku y con dibujos de estilo comiquero entre sus páginas, pensé que tendríamos mucho en común.
La verdad, en el blog del autor ya hay comentarios que dicen "tu obra es pésima". Pero quizás Ángeles nocturnos también deba leerse como una película de serie B. Más que esforzarse por pasar por alto sus faltas ortográficas y su accidentado vocabulario, todo contribuye a una situación de absurdo. Hasta el final de la novela no tenemos ni siquiera la más remota idea de que el autor mismo sepa por qué persiguen a Berónica(sic). Quizás más interesante que eso sea reparar en el evidente hecho de que atrapar a una humana común, con una vida cotidiana mediocre y que lamenta no estar en forma, pueda resultar tan difícil para seres de otro mundo. De qué otro mundo también es imposible de determinar, pues se describe a los ethsolds como ángeles, pero no tienen nada que ver con ningún dios ni con el cielo ni el más allá, sino más bien con un reino futurista del cual son soldados teconológicos. Estos seres, que al comienzo parecieran surgir de una pesadilla paranoica, no logran siquiera sorprender a ninguno de los humanos y, con su pseudomagia y gadgets intergalácticos tan inútiles, provocan compasión y hasta identificación. Y en ese sentido, estoy más dispuesto a enternecerme con sus personajes más inesperados que a hacerme de la vista gorda o perdonar a alguien por ser su primera vez.

domingo, 20 de febrero de 2011

Congreso de escritores de literatura fantástica y ciencia ficción en Lima

Esta semana, de jueves a sábado, se viene un nuevo congreso de escritores de literatura fantástica y de ciencia ficción en la casa de la literatura peruana. Pueden ver el programa completo aquí. Está imperdible.
Si lo imposible sucede dos veces, ¿se vuelve posible?

jueves, 17 de febrero de 2011

El hombre, el lobo y el mono

Hace ya un par de semanas salió en la colección de la República un brevísimo volumen con tres cuentos de hombres lobo. Es sintomático que haga falta una recopilación, pues la figura del licántropo no cuenta con un representante literario de peso, sino sólo referencias desperdigadas, un mayor arraigo en el folklore, pero ningún gran personaje único. Su trascendencia se la debe más bien a las películas de monstruos en las que se consolidó, ligeramente, la estirpe de los Talbot. Incluso así, la revisión de este volumen no deja de producirme gran interés y provocarme varias impresiones y conclusiones. Pero vamos por partes.
El primer relato, El lobo gris, resulta demasiado escueto y con infinidad de cabos sueltos. El plato fuerte, en cambio, es el cuento del entrañable Rudjard Kippling. Como habría de esperarse de Kippling, el cuento sucede en la India. Esto no tendría relevancia si no coincidiera con la anécdota mencionada en la película The Wolf Man y el cuento de Leopoldo Lugones titulado ocasionalmente La licantropía. Parece que según varias versiones europeas, el hombre lobo viene de la India, aunque no exista una versión hindú del caso. Con el cuento de Leopoldo Lugones, además, existe otra extraña coincidencia. Habría que aclarar que para el argentino, licantropía se refiere, en contra de su etimiología, a la transformación del ser humano en cualquier animal. En este caso, de hecho, se trata de un mono. Probablemente sea por eso que el relato se haya hecho más conocido con el insípido título de Un fenómeno inexplicable. Pero en fin, volviendo al cuento de Kippling, el hombre se convierte en lobo o una bestia que se compara con él, pero por obra y gracia de Hanuman. ¿Quién es Hanuman? El célebre dios mono, que en verdad no tiene mucho que ver con los lobos. Algo hay entre los lobos y los monos, entre el folklore europeo y la religión hindú. Sin embargo, queda por desentrañar dónde estará esa conección, por ahora entre sombras.
El tercer cuento del volumen, de Eugene Field, es por otra parte el más explícito y coherente. Su narración es clara, rápida y concisa. Sus referencias teutónicas también construyen un trasfondo medieval decadente y, sin embargo, es precisamente esta claridad, esta luz que echa sobre el asunto, la que disipa la oscuridad y el misterio.
Otro aspecto que se nota en los tres cuentos es uno que logra contrastar por fin al hombre lobo con la idea clásica del vampiro. El horror, en los tres relatos, no proviene del lobo como un monstruo agresivo o un enemigo que fuera a atacar al héroe. El problema del hombre lobo es precisamente que no es un monstruo a tiempo completo, el horror no está en enfrentar al hombre lobo, el verdadero horror es ser el hombre lobo. Si bien para Rosemary Jackson el "mito de Drácula" se centra principalmente en el contagio, esta no ha sido una característica trascendente para los demás vampiros clásicos, como Lord Ruthven y Carmilla, y en cambio lo importante es que el mismo Drácula de la novela es, en todo momento, un monstruo de pies a cabeza, esencialmente malo. El hombre lobo, en cambio, es poseído por un mal, una maldición, y ni siquiera hace diferencia si esta se contagia por mordida, por rituales y por herencia, siempre y cuando viene de afuera y penetra en el ser, disgregando el yo. Esta desintegración de la identidad es la razón por la que la figura también ha sido comparada con el extraño caso del Dr. Jeckyl y el Sr. Hyde.
Por supuesto, esto pierde relevancia con interpretaciones recientes. Cuando se intenta enfocar el punto de vista de ser un vampiro, como hace Anne Rice, el resultado, desde cierto punto de vista, no es tan distinto. Cuando se los mete en el mismo saco y se los chocolatea con antologías de monstruos junto con zombies, fantasmas, marcianos y robots, hasta convertirlos en parte de un repertorio estándar de malos, es bastante seguro que su sentido original se haya perdido por completo y que la distancia entre sujeto y objeto esté insalvablemente banalizada.

viernes, 11 de febrero de 2011

John Giorno

John nos contó de la vez que estuvo ante la puerta del departamento en el que treinta y cinco años antes viviera García Lorca. Los grandes poemas de la generación beat son parte de la experiencia personal. Los poemas de John, entonces, no son solo para leerlos en papel o en pantalla, ni es que la performance sea un fenómeno "audiovisual" de los "nuevos medios", sino, muy al contrario, una experiencia de estar presente y vivir el momento. Sin duda, tal como una estela de luz surgió en su interior al meditar durante la agonía de William Boroughs, estar frente a John, verlo y ser vistos por él, nos transmite también algo de su bendición profana. Por eso, más que comprar su libro, lo importante era sentarme aunque fuera un segundo a conversar con él, hacerle una pregunta personal por absurda que fuera y ver sus ojos cuando, sin que yo se lo dijera, no me preguntó sino que afirmó: "Oh, you're a poet". Sé que solo fui uno más en la cola en ese momento, que jamás podría haberse dado la intimidad necesaria para completar el sentido que intento darle a ese momento, e incluso así fue algo que me sucedió, no solo pero también, a mí.


Es extraño, casi paradójico pensar que alguien sobrevivió a la generación beat. Es significativo notar que John recuerda a muchos de sus amigos muriendo o muertos en varios de sus poemas. En las versiones escritas y actuadas que he encontrado de esta pieza, siempre dice que es una obra más larga, pero que se referirá a esa parte específica llamada "What Went Into William Borrough's Coffin With His Dead Body". Me hace pensar que el resto de esa obra tan larga quizás ni siquiera exista, que es parte de la performance decir que es larga, como debería ser una obra fúnebre. En fin, estoy especulando.

martes, 8 de febrero de 2011

El show del horror

Recuerdo que encontré la primera referencia al Rocky Horror Picture Show cuando estaba en el colegio, en una revista que lo enfatizaba como grotesco y bizarro, y lo hubiera sido mucho más si realmente lo hubiese en ese entonces, a aquella tierna edad. Sin embargo, como suele sucederme, me quedé con la duda por varios años más, hasta que su mención en una serie simpaticona como Glee me recordó la existencia de este musical freak. Es un show bastante freak, pero no es un freak show. No hay mucho monstruo ni cadáver que pueda causar un shock inmediato. Los horrores de la deformidad, la impotencia, las víceras y la muerte no son el tema aquí. Para algunos, más bien, el tema del sexo y su imparable flexibilidad sigue siendo mucho más desconcertante que la muerte misma, y es en mofa de ellos que se celebra esta película. Por supuesto, es una mofa, totalmente sarcástica, o en todo caso tan grave y tétrica como pueden ser los marcianos del planeta Transexual en la galaxia Transilvania con su rayo laser de antimateria pura. Se trata de una pieza totalmente un-serious, camp, tributo a las películas de serie B, a Ed Wood y todo lo que es tan malo que es bueno. Susan Sontag decía que, como aquí, lo camp surge como bandera del movimiento gay, igual que la democracia fue insignia de los judíos... pero bueno, la mayoría de demócratas ya no son judíos, y Kill Bill o Van Hellsing no tienen nada de gay, pero sí mucho de camp. En fin, en el caso de Rocky, la asociación se mantiene. El doctor Frank-N-Furter acepta el hecho de que ser queer lo vuelve monstruoso, y lo disfruta. Por supuesto, lleva su "estilo de vida decadente" otro poco más allá del gay común e incluye asesinatos pasionales. Además resulta draculezcamente contagioso. Los héroes en su pureza y patetismo melodramáticos no pueden ser más que víctimas. Quedan destinados a no poder reconocerse y, muy lovecraftianamente, su pacatería perdida jamás podrá recuperarse tras vivir el Horror. Un horror, por otra parte, que es solo parte de un show. Dado el tema, si no hay visceras podría pedirse aunque sea algo más de calatos, pero el show es lo bastante simpaticón como para ser adaptado a una serie como Glee.

jueves, 3 de febrero de 2011

Migración comiquera el sábado

El sábado vuelve a las andanzas la Caravana del cómic, migrando por la mañana nuevamente a través de Magdalena, esta vez por el boulevard detrás del mercado (José Gálvez con Leoncio Prado). Hacia el ocaso seguirá migrando con rumbo a la Expo-anime, un evento organizado por el grandilocuente Studio Gart. La verdad he escuchado mucho del estudio, pero nunca he visto ningunos resultados. Será motivo. Esta vez también prometen mucho, sobre todo un evento centrado precisamente en la presencia de los comiqueros locales que será motivo para llenar la bolsa y conocer nuevos talentos. La cita es en el jirón Manuel del Pino 216, Santa Beatríz, entre la Cdra. 13 y 14 de la Av. Arequipa. La verdad, dura todo el día y toda la noche, hasta la mañana siguiente. Por supuesto, para el caso intentaré también tener nuevo material fanfiquero para mostrar.

lunes, 31 de enero de 2011

Renacimiento

El apartamento que compartía con mi mujer hacía bastante tiempo que solía estar vacío. Ella creía que la engañaba, y su reacción fue intentar imitarme. La diferencia es que en su caso era extremadamente inconspicua, no se preocupaba por inventar escusas siquiera. Más de una vez la vi desde la ventana llegar hasta la puerta en autos ajenos o despedirse con un beso de hombres desconocidos. Fue en esos momentos que me di cuenta que efectivamente había dejado de importarme, que no me dolía dejarla correr y que pensara que nuestros sentimientos eran mutuos. Aun así, yo era el que mentía, pues para mí no había otra mujer. Ya no había ninguna mujer. Se toma por sentado que la vida funciona así, pero es sólo una mediocre forma de perder de vista preguntas mucho más centrales a la existencia. Era por esas preguntas que engañaba a mi mujer. En ese momento, las primeras preguntas que cruzaban mi mente eran las de las matemáticas del espacio. La experiencia no es más que la interacción entre lo que somos y lo que nos rodea, y el espacio como un todo es indesligable de la forma de la mente, que se despliega no solo en los objetos específicos que tiene al frente, sino en la totalidad de lo visible. Por ello el Feng Shui pretendía controlar las energías que atraviesan la mente, y los reportes Walter Gilman o Francis Wayland Thurston hablan de lugares donde la geometría incluso se demuestra relativa en tanto está subordinada a la arquitectura. En Japón igualmente se suponía que habría un edificio en espiral que retenía las conciencias de sus habitantes. Para muchos esto son solo devaneos esotéricos, pero para mí siempre ha sido una posible realidad por develar, un poder que debía descubrir, un mundo que era mi deber materializar. Las horas lejos de casa las pasaba, aunque pareciera mentira, frente a la mesa de diseño, entre libros hieráticos, ensamblando y visualizando maquetas que aplicacen los conocimientos de artes perdidas. Si mi mujer encontraba a otro hombre, probablemente me daría más espacio para dedicarme a mi deber. Por otra parte, no tendría sentido explicárselo, ni a ella ni en verdad a nadie más. Si no pensaban que era ridículo, pensarían que estoy experimentando con las mentes de quienes habitaran mis construcciones, lo cual podría parecer inaceptable, aunque necesario. Nadie se había percatado realmente de mi trabajo y tan sólo apreciaban cierta estética o, en el caso de los más sensibles, alguna sensación de extrañeza. Hubo una sola persona que se me acercó una noche en la recepción del Museo de Artes. Era un hombre de terno negro a quien nunca había visto, pero que vino hacia mí de forma resuelta.
-¿Usted diseñó este lugar?
-La verdad sólo la remodelación de esta zona... ¿con quién tengo el gusto?
-Sus intentos son bastante interesantes, veo que sigue la línea de Amadeus Arkham...
-Disculpe, ¿de qué me habla? ¿Quién es usted?
-Creo que tenemos algunos intereses en común.
-¿De veras?
-Si su intención es almacenar almas humanas, le recomiendo que en vez de una forma circular pruebe con una hexagonal.
-No estoy seguro de qué me habla...
-No se preocupe. Lo estaremos observando. Hasta pronto.
Esa fue la única vez que intercambié ideas sobre mis verdaderas intenciones, y aun así seguía sin tener la seguridad de que mis métodos funcionaran realmente. Debía intentar la forma hexagonal, sin embargo. Sobre todo porque, tras analizarla, esta idea era coherente con el concepto de espacio oblicuo. Decidí aplicarla en la torre este que se ampliaría próximamente en el edifico del Banco Financiero y me empeñé de lleno en ello. Siguiendo esta clave, todo empezaba a encajar, lo cual me llevaba a enfrescarme aun más en mi trabajo.
Volví al departamento al tercer día, a las dos de la mañana. Mi mujer estaba ahí, pero no durmiendo. Estaba esperándome despierta, quién sabe hace cuánto. De hecho, desde hacía varios meses que me esperaba sólo a mí. Comprendí que nunca había salido con ningún otro hombre más de una vez y que ellos en verdad eran el engaño, sólo un intento de reencontrarme, una forma de esperar a que yo regresara. Se había equivocado al pensar que éramos iguales, pues yo no la engañaba con una mujer ni por despecho. Yo también me había equivocado al pensar que éramos iguales, pues ella no me había vuelto la espalda; me seguía amando, de forma cada vez más desesperada. Ahora, tras ocultar su amor tras el despecho, al comprender la absoluta inutilidad de su lucha que no era contra otra mujer sino contra fuerzas cósmicas, el horror de la impotencia se había convertido en odio y lo único que podía hacer con una vida como la suya era destruirla. Por desgracia, yo era parte de esa vida, seguía atravesado en su camino cuando me apuntó con el revólver y empezó a disparar sin titubear. Me sentí helado cuando una bala rozó mi brazo, pero en seguida noté que la había fallado todos los demás tiros y me abalancé contra un puñal decorativo sobre el ropero para intentar defenderme. Logré enterrar el arma un par de veces en su estómago antes de que me hundiera tres balas más en el pecho y cayera tendido en el suelo. Al reconocer su obra, jadeó espantada y dejó el arma ensangrentada tirada junto a mi cuerpo que se dessangraba sin tregua. Sentía que las fuerzas y la vida me abandonaban. Me horrorizaba que de una manera tan estúpida se hubieran frustrado todos mis proyectos, mis ideales que habían estado tan cerca y de los que nadie nunca se enteraría. Sentñia las sangre gotear por entre mis pulmones agujereados. Mi visión se nubló y ya solo distinguía sombras, entre las cuales me pareció ver algún rostro conocido, pero también tantos otros estímulos inciertos. Luego sentí mi boca inhundarse del sabor de la sangre, pero no era mi sangre, no era siquiera sangre humana o sangre de este mundo, era un hilo que me devolvía la conciencia, que me prometía una segunda oportunidad. Sólo en ese hio carmesí se resumía todo mi ser, y sentí que todo se vertía hacia él de forma incontrolable, que yo ya no era más que ese hilo rojo que más que deslizarse en mi garganta me absorbía dentro de sí, hasta que una mano violenta me apartó con fuerza y me vi despojado, nuevamente tendido en el suelo de mi apartamento, ya sin vida, ya sin muerte. En la frialdad de este nuevo despertar reconocí el rostro del hombre que había visto en el vestíbulo del museo.
-Lamento haber tardado hasta un momento crítico como este- me explicó-, pero estos asuntos requieren aprobación oficial. Mi nombre es Jean Marcusse. Como habrás notado, ahora eres un no-muerto, un vampiro. Tu iniciación te permitirá profundizar en varias artes en las que yo me encargaré de instruirte. Por otra parte, tu nueva existencia también conlleva varias obligaciones. Todo te será revelado en su momento.
Fui llevado a la capilla tremere para seguir mi iniciación y entrenamiento, en los que estuve enclaustrado por algunas semanas. Luego volví a mi apartamento para notar que el clan se había encargado de cambiar la chapa. Anuncié en mi oficina que les enviaría mis avances que trabajara en casa, y me presenté ocasionalmente durante las tardes para coordinar pormenores. La facilidad con la que lo acataron demostró que sigo gozando de cierta reputación como arquitecto. La reputación también es una ventaja al momento de atraer mortales para alimentarme. He recibido menos visitas de mi maestro últimamente, pues al parecer me consideran lo bastante maduro como para mantenerme solo en este estado, lo cual no deja de ser duro. La ampliación del Banco Financiero fue rediseñada para propiciar el poder de la magia de sangre y está pronto a inaugurarse. De mi mujer no he vuelto a oír hasta el momento. Sospecho que me da por muerto y que no quiso divulgar su propio intento de asesinato. No tengo apuro en volver a buscarla, pero veo varias cosas que merece experimentar cuando eso suceda.

Sí, he empezado a jugar Vampiro la Mascarada esta semana. Muchos conceptos de vampirismo que se toman hoy por sentados surgen de ahí o han sido recopilados de forma coherente. Todavía queda mucho por sacarle a esta experiencia.

martes, 25 de enero de 2011

El Jigoku y el Dante

Quizás al final los infiernos cristianos y budistas tengan más en común que de distinto. La múltiplicidad de tormentos, las flamas omnipresentes, el río que separa al otro mundo del nuestro. Incluso si en el budismo el infierno no es el destino último sino una etapa más de reencarnación, el hecho es que para reencarnar en él no se vuelve a nacer, sino que se queda marcado por la última vida terrenal como si fuera la única. Todo individuo sigue reteniendo su mismo rostro e identidad presente, los viejos siguen siendo viejos, las mujeres siguen siendo mujeres, los niños siguen siendo niños, y hay castigos que se rijen más por esta identidad que por la vida del condenado. Por morir niño, pasarás los siglos apilando piedritas junto al río infernal, atormentado por demonios. Por morir mujer, por menstruar, caerás en el pozo de sangre. Todo esto es sintomático de que el jigoku la debe más al budismo popular que a la doctrina filosófica que se ha hecho tan popular en la posmodernidad. Surge junto con el oscurantismo y junto la iglesia para vender la salvación en cómodas cuotas al pueblo que no le interesa en lo más mínimo la esencia última del ser. Surge junto con dioses con nombres claros y específicos, con los santos cuyos nombres basta invocar para atener la salvación.
Por otra parte, todo infierno es perfectamente ordenado y organizado. Sea en nueve círculos divididos en fosos o dieciocho secciones divididas en fuego y hielo, las jerarquías y estructuras están siempre claras en teoría, por desesperantes y caóticas que parezcan en los cuadors o en nuestras pesadillas más reales. Y es que el infierno está gobernado en última instancia siempre por jueces que responden a la Providencia. En oriente, son diez jueces con autoridad oficial y méritos propios, pero cuyo poder y proverbial crueldad los vuelve enemigos. Incluso si son avatares de la justicia, se convierten en enemigos de la humanidad y por ende de sus defensores, de los mismos seres que defienden el sentido del universo y la justicia. ¿Quién rije el infierno cristiano? Dante nombra a Minos como juez infernal, un personaje monstruoso con una gran cola. Los condenados son manipulados por harpías, gigantes y, por supuesto, demonios. En última instancia, el castigo máximo también involucra a Satanás como ejecutor. Los enemigos del dios se convierten en instrumentos de su propia justicia, justamente por ser también enemigos de la humanidad. Ahí ya solo falta un pasa hacia lo miltoniano. El hecho es que los demonios en el infierno adquieren siempre un status particularmente paradójico.

El infierno occidental es racional también por el afán renacentista del Dante, que a todo le encuentra razón y sentido, que ve en el ejercer su razón la voluntad de su dios. Le debemos a este hombre varias líneas de descripción poética de horrores arquetípicos. Por otra parte, creo que la obra como un todo está repleta de vendettas italianas muy personales, mientras no hay casi menciones de otros países en la época o la historia, por lo que muchos de sus momentos resultan claramente obsoletos.


Personajes fustigados por carceleros con cabezas de toro o de caballo huían en desorden en medio de las llamas y del humo sofocante; la mujer a quien le arrancaba la cabellera con el sasumata podría ser una kamunagi; en el hombre que tenía atravesado el pecho por un tehoko y se precipita cabeza abajo como un murciélago, se reconocería a un joven funcionario del gobierno; además los había que eran azotados con látigos de hierro o aplastados por enormes piedras; algunos eran picoteados por extrañas aves de rapiña y otros mordidos por dragones venenosos... Se hallaba tanta variedad en las formas de castigo como en las clases de condenados allí registradas...
Ryunosuke Akutagawa, El biombo del infierno

martes, 18 de enero de 2011

Literatura gótica en edición popular

La editorial Semptiembre de la mano de La República ha empezado a publicar una colección popular de literatura gótica impresecindible. Los libros son vistosos, con calaveras, murciélagos, cruces celtas y litros de sangre chorreante. El primer número viene con su marcapáginas y su caja para coleccionar. Empieza además con el imprescindible Drácula de Bram Stocker, y promete más adelante incluir títulos menos obvios pero igual de encomiables como El castillo de Otranto de Horace Whalpole y Los elíxires del diablo de E.T.A. Hoffman. Por otra parte, el que sea un número finito implica omisiones como El extraño caso de Dr. Jeckyl y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, pero si empezamos por esa línea podemos continuar ad nauseam. Además no serán cualquier número finito, sino que por alguna razón serán exactamente trece. Pero momento, ¿los textos de Whalpole y Hoffman no eran unos novelones interminables? ¿Cómo cabrían en la misma colección con cuentos cortos como La caída de la casa Usher y El jinete sin cabeza? Y también figura Fausto, que no sólo era una obra teatral sino un obrón. Por supuesto, las obras están adaptadas, abreviadas para ser de más fácil acceso a un lector juvenil contemporáneo. Todavía no verifico si acaso han suavizado alguna escena grotesca para hacerlo parecer más educativo. Hubiera sido mejor leerlas en su versión original, claro, en su idioma original, de ser posible. De no ser posible, esto al menos es the next best thing. Drácula al menos mantiene su estilo epistolar, con los diarios de Harker, los reportajes sobre el barco misterioso, las cartas de Mina... sólo que todo mucho más breve. ¿Lo bueno, si breve, dos veces bueno? Además tienen ilustraciones bastante simpáticas también a lo largo de la historia. Están a precio popular, casi regalado, así que los coleccionaré aunque sea por pura monada. Salen los lunes en los quioscos. A ver si también en el Perú esta clase de literatura logra reclamar su sitio como cultura general y referente popular.

Post scriptum, al final de la lectura:
A quien conozca el clásico, sentirá sin duda como afrenta la manera en la que fue tratado. A los que no conozcan la historia, dudo que entiendan algo con la fragmentaria información que esta versión ofrece. Tras ser descuartizado y demacrado, un vampiro sin duda quedará hambriento de sangre...

domingo, 16 de enero de 2011

Empieza la tribulación en Lima [reseña de la serie]

Lo más importante sigue siendo el gesto. El hecho de que se vuelva a intentar una serie de acción, fantasía y misterio (o cualquier cosa menos tlenovela) en un medio anquilosado no es innovador, pero sí arriesgado. Más arriesgado aún tomando en cuenta que ya se ha intentado antes, pero que el medio ha sido lo bastante ingrato para dejarlo caer en el pozo del olvido y hacer que cada paso en el campo parezca siempre el primero. Hay que admitir que también contribuye el hecho de que los productos anteriores no fueron sobresalientes en su calidad. Tribulación hasta el momento tampoco demuestra serlo, pero está bien para variar, para dar un pequeño paso al frente y ver si, esta vez, no desandamos aunque sea este poco. Como ensayo del género es un aceptablemente realizado collage entre varios clásicos del cine negro con rituales satánicos. El héroe vidente que rechaza su don para vivir una vida normal, bastante Hellblazer. La imagen de los SWAT entrando armados hasta los dientes a un apartamento decadente sólo para encontrar el cadáver de un asesinato en serie con patrón ritual y grotesco, el cual será investigado por detectives escépticos, quienes finalmente llegan a que detrás de todo estaba el fotógrafo. Igual que en Seven. Asesinatos dispuestos en pentagrama que permiten predecir un siguiente crimen, ridículamente idéntico a From Hell de Alan Moore, que a su vez tiene antecedente en La muerte y la brújula de Borges, que por supuesto lleva el concepto mucho más allá que sus imitadores.
Lo que hay de distinto aquí es que sucede en el Perú pero, si así fuera, ¿ante cuántas denuncias no comprobadas entra el SWAT limeño al rescate? ¿La PNP invesitga con rastros de ADN y bancos de datos virtuales? ¿Investiga siquiera? En fin, en ese sentido, digamos que también es parte del género fantástico. Y aun así, al usar escenarios limeños, al menos realiza lo que yo tendía a llamar la mitificación del espacio. Esta Lima, mapeada como un sitio prosaico por tediosos Julius y Varguitas, bajo el lente del cine fantástico empieza a nutrirse de espíritus ultraterrenos, y podemos ver las estrellas de las quintas y la biblioteca nacional y el jirón Quilca y pensar con un poco más facilidad que From Hell no sólo sucedió en Londres, sino también aquí, y que al fin podría sucedernos sin ir tan lejos. No hay que desandar lo logrado, por poco que sea. Esperemos que Tribulación también siga avanzando y mejorando.

sábado, 8 de enero de 2011

Arbitrivm vincit omnia

Dicen que no somos vástagos, pues las artes oscuras y el poder infinito del conocimiento anteceden en nuestra historia al poder de la sangre, el cual hemos tomado por nuestras propias manos. El verbo y el alma son la cárcel del cuerpo, la mente domina la materia, pero nosotros hemos dominado el verbo primero para constreñir la carne después, y la sangre de la que los otros dependen es maleable en nuestras manos y responde a nuestra voluntad y a nuestras letras. Así, somos cainitas por designio propio. Conocemos y trazamos los secretos del abismo, y así sostenemos por la ley de nuestras letras el origen del ser.

Las sendas del conocimiento son infinitamenta diversas e incabables, pero todas ellas intrincadas. La disciplina de la taumaturgia se expresa en diagramas retorcidos y rituales interminables que los maestros estudian durante siglos, a veces sin finalidad aparente, porque el conocimiento es en sí mismo también la finalidad de nuestro ser. El conocimiento contiene las sendas de la creación y de la destrucción. El sueño se hace materia y la materia se hace polvo siguiendo la escondida senda que cada estudioso revela y traza por su propio empeño.