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martes, 13 de octubre de 2020

Brevísima historia del freudismo

La ilustración trabaja con la razón como  herramienta, pero jamás como fin en sí mismo. Bajo el nombre de la razón, bajo el pensamiento de Descartes, se esconde el ideal del bien, un ideal jamás cuestionado, que no es más que el mismo dios monista y decrépito, colonialista y patriarcal. La ilustración pone todo al servicio de este hombre blanco y erradica las ambigüedades que aun servían de subterfugio a la diversidad. La ilustración renueva, una vez más, la caza de brujas.

 

Las brujas siempre han sido el contrapunto, la resistencia ante un poder centralizado y autoritario. Las brujas siempre han estado relacionadas con la noche, y por lo mismo con los sueños, con el deseo, con el espíritu y los límites de la realidad.
 

Después de la ilustración, incluso después del positivismo, Freud descubre que había algo de real en el poder de las brujas. Como buen ciudadano de su tiempo, Freud decide explotar este poder y convertirlo en un arma más para doblegar, no solo la razón, sino también los sueños. El psicoanálisis se convierte en el arma definitiva contra la libertad de espíritu, el arma que posibilita la propaganda de Goebels y las instituciones de corrección psiquiátrica.
 

El psicoanálisis instaura al falo como centro del universo. El Edipo es el autodeseo del falo, y para el psicoanálisis es la primera ley universal.
 

Si vemos el volver a "visibilizar" los sueños como tema de estudio en la sociedad como "aporte histórico" de Freud, solo podemos aprovecharlo entanto lo vaciemos de todo contenido y estructura que Freud le impuso. A fin de cuentas, el único aporte de Freud será desaparecer.

 

Véase también:

El antiedipo

El falicismo de Lacan

Movimiento antipsiquiátrico

Interpretación postjungueana