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martes, 3 de mayo de 2011

Industriekultur

Al caminar hasta el último rincón del cementerio antiguo, encuentro unas rejas de fierro oxidado y, detrás, campo abierto, un ave que alza vuelo, pasto sin cortar.

Vor mir
die eiserne Tür. Dahinter
die reine Wildnis.

Creo que mi primer haiku en alemán resume lo que ahora me parece la esencia de este lugar, lo que se llama "Cultura industrial". Suena paradójico que la industria pueda ser cultura, en todo caso arte siempre ha sido antónimo de ciencia, y las fábricas, un mal del que no podemos escapar en el mundo actual, en los tiempos modernos, como diría Chaplín mientras es aplastado por engranajes gigantes o aplica su destornillador a los botones de la señora. Por otra parte, estas alucinantes visiones expresionistas ya inauguran de por sí una estética, y no por nada me aficiono cada vez más a la música industrial. Luigi Russolo decía que en la era industrial, el oído humano se acostumbra a otra clase de sonidos y, más que música, necesita el "arte del ruido". Aquí, los grandes monumentos son las antiguas plantas mineras y refinerías, cuyas gigantescas torres oxidadas se alzan por encima de la ciudad y aparecen en todos sus emblemas. Los inmensos toneles de centrifugado, los complicadísimos mecanismos de transmisión, los ganchos y cadenas colgando del techo oscuro, ensombrecido y ennegrecido. Hace un par de décadas, toda la zona estaba cubierta del humo negro del carbón.

Pero la industriekultur implica un paso más. No son las fábricas activas, después de todo, las que hacen la diferencia, sino más bien espacios como la discoteca en un túnel minero, las barracas de obreros convertidas en prestigioso escenario de danza, el gasómetro hecho galería de arte, el parque de diversiones sobre una acería. Al ver lo que fuera alguna vez el complejo minero más grande del mundo desde arriba, el color predominante es verde. Al día siguiente fui a un festival medieval a pocos kilómetros de ahí, y la gente vivía en carpas, cocinaba en fogatas, se vestía con ropas anchas cocidas a mano y convivía con sus perros en medio del bosque. Es increíble, me comenta una lugareña, que el suelo haya reverdecido después de habérsele explotado, socavado y contaminado durante tanto tiempo y, sin embargo, la naturaleza es más fuerte. Las inmensas torres de tierro ahora están rodeadas y algunas hasta cubiertas de hierba indomable, como ruinas milenarias apuntando hacia una era posmoderna.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

3 preguntas:

¿Crees que para toda imagen existe una descripción totalitaria a través de la palabra?

¿te consideras un bibliófilo?

¿Es posible que a una "rata" le pueda gustar una "cabra"?

Glauconar dijo...

Un par de preguntas bastante comprometedoras para ser anónimas, pero bueno:

1)Una cita de Desiderio Blanco que ya he mencionado en exposiciones anteriores:
"la famosa sentencia china, según la cual una imagen vale por mil palabras, encuentra aquí su vuelta de guante, pues es igualmente cierto que una palabra vale por mil imágenes cuando se trata de expresar razonamientos complejos"(Blanco, Desiderio. "Texto fílmico / texto literario". En: Lienzo. Revista de la Universidad de Lima, 1999, p. 16).

2)Esa es simple: sí.

3)Podría especularse mucho si tú eres la cabra y yo la rata o viceversa, o si metemos terceros desconocidos en el juego. Si hablamos del zodiaco chino al menos tendríamos un primer punto de referencia, aunque habría muchas otras simbologías en las que encajaría igual o menor. Sin embargo, dado que eres anónimo sólo te diré que todo es posible en este mundo y los muchos otros que lo intersectan.

Anónimo dijo...

GRACIAS por darles respuestas a pesar que fue de forma anónima aunque no lo soy del todo
y..si podría ser la primera de la tercera pregunta .

Ni tiempo ni distancia poema de AMELIA ANGELONE.

giorgiayuu