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Cónicas del Templo Negro

Después de muchos años de revisión y de buscar la forma de editarme, he vuelto a decidirme por la autoedición. El 4 de julio estará disponib...

lunes, 30 de julio de 2007

El haiku y yo

Hace un tiempo el haiku se puso de moda entre los poetas hispanos. ¿Por qué no? Una forma versal sugerente de solo tres versos, absolutamente clásica y consagrada en paises remotos y exóticos. Uh, qué culto soy. Qué fácil es ser culto.

Pero aparte de eso, por supuesto el haiku es más que el 5-7-5. La mejor aclaración la escuché por esos tiempos de parte del ahora tan fenecido y homenajeado Watanabe en una conferencia. Para que el haiku sea haiku, lo más importante es que sea sugerente e instantaneo. No es solo decir con menos, es decir más con menos. Un haiku es algo repentino, algo que al haijin le sucede de un momento a otro, una iluminación fugaz. El haiku carece de metáforas, no es alegórico como la poesía occidental clásica, es simplemente contemplativo: vertirse en las cosas, quedarse estupefacto. Satori: Nirvana.
 
Yo, que admiro muchas cosas de Japón pero no el Budismo, decidí desde ese momento que el haiku no era lo mío. Prefiero escribir sonetos, pequeños aparatos significadores, ser un relojero y decir "I can see how things work", como Sylar. Mi poema no brota naturalmente, simplemente porque la naturaleza se define en oposición a la acción consciente y yo no soy de esos que dejan que la vida los viva. Yo el poema lo armo, lo reviso, lo corto, lo eculpo, lo desarmo, lo podo. Esa es la diferencia entre el modernismo y el romanticismo.
No creo en la inspiración, solo creo que es mejor escribir cuando tengo ganas de hacerlo.

Y aquí es donde viene la fea brecha de año y medio sin escribir. Y ahora, después de no haber escrito por tanto tiempo, de pronto pienso en algunas ideas para un par de sonetos, hacer un anti-carpe diem y otro para la Alicia de Quiroga y las desviaciones sexuales que representa. Como siempre se me ocurren un par de endecasílabos en el baño. Solía decir que pienso en endecasílabos, no sé si aún se aplique. Y digo bueno, ya lo escribiré después. Así que días después me siento frente a mi cuaderno y quiero escribir los versos que tenía en mente, pero no me acuerdo. Pienso de qué otro manera podría ponerlo, pero no se me ocurre. Qué huevada. ¿Acaso debería estar inspirado?

Así, caigo otra vez tan frustrado como el día antes de la presentación. Fue por algo como eso que andaba frustrado. También coincide que ambas veces se había malogrado la computadora.

Horas más tarde ya estoy echado en la cama y con la luz apagada, e imagino una conversación con el viejísimo profesor Luis Jaime Cisneros que hace poco conocí. ¿Qué opinará él sobre el carpe diem y mi subversión del mismo? ¿Le parecerá bueno mi poema si lo escribo bien, aunque critique temas generalizados a su edad? Y se me ocurre un verso. Desesperado me paro aunque sea medianoche y no tenga lámpara de mesa, me abro paso por sobre mis zapatos tirados y prendo la luz para apuntar unas dos líneas que no suenan tan geniales, pero funcionan. Me acuerdo de las palabras de Charly García:

Un creador no busca, encuentra. Y cuando encuentra, guarda.

martes, 24 de julio de 2007

¿Y ahora qué escribo?

Otra vez no la página en blanco sino la pantalla, igual o peor. Aunque quizá le tengo un poco menos de miedo a la pantalla que a la página: siempre queda la opción de no guardar y se fue todo de una, mientras que una página siempre es parte de un cuaderno, que contiene muchas otras páginas con dibujos y poemas trabajados y redondos esculpidos en momentos de lucidez, no como ahora...
El hecho no es que no tenga nada que escribir, sino muy al contrario. Mi situación retrocede a la de la primera entrada, del balbuceo derridiano. Narrar, como aprendió Funes el memorioso, es omitir y falsear los detalles. Es, como denunció irritadamente Derridá, elegir un centro. Es, como hacen los sabios de Tlön, elegir un punto cualquiera y subordinar todos los demás a él. En el vasto universo, ese punto al que los griegos llamaban logos y que le da sentido a la existencia, siempre soy Yo. Al momento de narrar siempre quiero narrar algo específico. Pero ahora sucede que quise narrar tantas cosas y he escrito sobre cosas tan diversas antes, que solo me queda escribir sobre escribir, el cual al fin y al cabo sí es, de una manera u otra, el tema central de este blog.
Y ya que estamos en esto, me acuero de otras cosdas que quería escribir sobre la escritura, como un tema de Pierre Menard que no cupo en la tesis (ya que además estamos borgeanos desde hace rato). El hecho es que hablar sobre el lenguaje es en gran medida distinto de hablar sobre las cosas. Nombrar los objetos, como se dice desde Kant hasta Nietzsche, es crearlos. No existen las cosas fuera del lenguaje. O bueno, fuera de los conceptos, los cuales se encarnan y transmiten a travez del lenguaje. El hecho es que el lenguaje nos da un bagage básico de conceptos, por eso muchos filósofos terminan peleándose con encontrar el "verdadero significado del ser". ¿Qué es el ser? Es una palabra castellana. Esa es una dimensión que muchos pierden de vista y se caen en una homonimia de lo más rochosa: inventan nuevos conceptos bajo los mismos nombres y creen que se contradicen con los de los demás, cuando solo están usando la misma palabra para designar algo distinto. Por eso es que "Ser se dice de muchas maneras", como diría Parménides, creo... No, la verdad no me acuerdo qué griego era. En fin, ahí está el vínculo entre filosofía y poesía.
Ya, pero me estoy desviando de lo que iva a decir (que al fin lo encuentro). Conceptualizamos las cosas que vemos para poder comprenderlas, y el lenguaje es solo un pequeño ejemplo de cómo esto no funciona igual para todos. Piensa en que el color celeste solo existe en castellano. Piensa en que solo en castellano hay una diferencia entre ser y estar. Por eso hay que crear nuevos lenguajes para experimentar nuevos mundos. Eso en cuanto al lenguaje y las cosas.
En cuanto al lenguaje sobre el lenguaje, el metalenguaje, la cosa es diferente, pues. Ahí se pierden las jerarquías en cierto punto, porque en la práctica tanto la materia como el concepto están constituidos por letras latinas y palabras castellanas (o kanjis o lo que quieras, pero siempre lo mismo a ambos niveles). El metalenguaje se pretende sinónimo y trascendente, pero en el fondo es el seguir una operación para convertir un texto en otro texto, sin dejar el espacio del texto. Y ya, ahora tras tanta complicación, llego de vuelta a Pierre Menard, quien también da la vuelta sobre el metalenguaje, pues él es consciente de cómo la crítica la tiende a verbalizar, el maneja el mismo lenguaje con el que se lo va a interpretar, y como tal puede subvertirlo, puede romper las reglas ya que es consciente de ellas. Menard, entonces, escribe deliberadamente algo que para la crítica no tendría sentido y hace que el lenguaje se muerda la cola. Lingua ex lingua, como el Ouroboros.

¡Ah! recién me acuerdo. Sí había una Kosa importante de la que escribir. Me han hecho una entrevista para el dominical de La República y hoy me estuvieron tomando fotos en una fábrica. Al final me metí al fondo de un horno oscuro. Parece que salieron chéveres. Sale este domingo, no se lo pierdan.

miércoles, 18 de julio de 2007

Descenso

(Tengo mucho que escribir y habría que subseccionarlo. Haré dos posts seguidas)
Anoche rompí mi record de nivel etílico. La presentación salió bastante bien y desde ya incluía su vino de honor. Es inagotable la variedad de interpretaciones que aparecen entre los lectores, Augusto Tamayo veía connotacines edípicas en el hecho de que el voivoda turco tuviera el mismo apellido que Vlad. Eso se debe únicamente a una coincidencia histórica, de las cuales había incluso más (el primo de Vlad también se llamaba Stephen, como Bathory), pero esta se me olvidó eliminar. Sin embargo coincide con la intención que Lilith anuncia desde el epígrafe. La obra significa, pero eso no dice nada sobre mí, funciona en sí misma. Tamayo también mencionó una caracterización de Lilith como mujer monstruo. José Miguel Herbozo ve una lectura de la historia en la persistencia de los monumentos arquitectónicos. Además me enteré de algunos datos sobre Bathory que espero que tú nunca sepas. Se habló mucho de que siga publicando. Ojalá tenga la oportunidad.
Me reencontré además tras un tiempo con mis patas Majo y el Haboso. El Haboso había guardado desde hace más tiempo aun un amuleto mío, una silueta de murciélago metálica. Se había quedado en su casa hace más o menos un año, la noche que me fui de la casa de mis padres y dormí ahí. Con Majo, el Haboso y Carlos Carrillo bajamos a Crypto (que ahora se llama Zarco, pero es Crypto) y nos quedamos chupando y metaleando bastante duro. Como apenas comía unos piqueítos, se me subió rápido. Y la siguiente parada fue la casa del Haboso, donde Majo sacó la botella de vino que aún tenía en su mochila. Pusieron los temas de Cowboy Bebop y Evangelion y estuvimos cantando a voz en cuello. Dicen que incluso me vieron bailar. Todo eso antes del bajón.
Cuando en el baño empezó a brotar materia roja de mi boca, no solo líquido sino verdaderas fibras, mi extremo estado me dejó convencido de que era carne. Estuvo dando vueltas y regresando al guater una y otra vez. Mi amuleto quedó cubierto de eso y tuve que dejarlo a un lado. El Haboso se sentó a mi lado y puso música trova, una de Sui Generis que al comienzo rechacé enfáticamente, pero tengo que admitir que terminé aceptándola. Me calmó bastante y me dormí ahí mismo.
Al día siguiente tuve que limpiar el guater y quedó evidente que solo había devuelto vino con tequeños. La luz desencanta muchas cosas. Mi amuleto se volvió a quedar en casa del Haboso.

Colegialas Yakuza

Quizá esto sea una versión más radical del método de Quiroga. La hace unas semanas ahora se llama Aoyama Koizumi. Lo cierto es que siempre estuvo muy emparentada con el personaje Kisarah Westfield, del juego Neo Geo Battle Coliseum (a ella la conocí porque juego Mugen). Cuando concebí a Koizumi e invoqué a Kisara como medio de distracción le puse de condición que no sería una razón más para preocuparme, que ya he tenido bastantes. Sin embargo con cada favor que ellas me hacían yo les ofrecía darles más a cambio. Una de las cosas que me pidió Kisara fue aparecer en mi blog, lo cual por fin estoy cumpliendo. También la saqué a pasear por el centro comercial y le dibujé bastante ropa nueva. Lo raro fue enterarme que era británica, yo sabía que era de intercambio por su apellido, pero un dato tan específico hizo que no pudiera dejar de oirla hablar con el acento inglés durante días.
colegiala yakuza sobre la que empecé el cuento
El caso de Koizumi fue más complicado. Lo primero que ella me pidió fue un rostro, ya que en mis bosquejos eso suele ser lo último que detallo. La acabé dibujando bastante grande y colgando su imagen de mi pared para que me acompañara al despertar. Pero a medida que iba escribiendo su personalidad se iba definiendo más, le quedaba claro también a ella misma que era una chica bastante ruda e inflexible, y así se fue volviendo más exigente. En principio me exigía que me apegara más a escribirla regularmente, que no perdiera el tiempo viendo tele, algo muy razonable y comprensible, pero que en momentos de stress no era tan fácil de cumplir como pareciera. Eso y que con un bloqueo tan fuerte he perdido todo hábito - o quizás se debió a perder el hábito que me dio el bloqueo. Como sea, que no se repita. Otra cosa que quiere es que le de una segunda vida en la que no le haya tocado el destino desgraciado de haber nacido en una familia tan patriarcal. A menudo se sube conmigo hasta a la micro, se sienta en mis piernas cuando no hay asiento y juega a atravesar las caras de la gente que no la ve con su mano, para demostrar que ellos no existen*. Sin embargo cuando noté que la imagen de ella que había colgado en mi pared no se veía claramente desde mi cama, le prometí traer un marcador para repasarla, cosa que olvidé dos días seguidos. Entonces Koizumi se hartó de mí, me dio la espalda y salió andando de mi cuarto. Repasé su dibujo con lapicero y la volví a escribir, y tras un tiempo pude lograr que volviera. A pesar de los errores, reconocí que ella es más que una amiga o una distracción más, es una heroina trágica cuya vida contruye sentido trascendente. Me falta todavía un capítulo para terminar la historia. Ya he estado ideando su otro mundo, un oscuro espacio metálico y futurista, donde ella es una especie de inclemente diosa guerrera que protege a Kisara.

La otra anécdota no la recuerdo completa. Creo que tiene también que ver con esto, con dejar que las cosas se me salgan de las manos, que terminen conduciéndome por su propia cuenta. Tiene mucho que ver con un día absolutamente frustrante antes de la presentación, en el que todos las personas que intentaba invitar estaban de viaje, en el que el tema que había elegido para mi último trabajo del seminario evidenciaba ser absolutamente inviable tras haber leído 40 páginas de novela. Creo que hace un par de años que no me sentía con tantas ganas de morir. Pensé que viajar no es morir un poco, pero tomar una pastilla para dormir sí podría serlo. Un suicidio parcial. Debería intentarlo.
Sé que tiene que ver con todo eso, y sin embargo no recuerdo por dónde. Lo que hice fue escribir con plumón en mi mano derecha de afuera hacia adentro "ABSTRAER" y en mi mano izquierda de adentro hacia afuera "SUBLIMAR". Una especie de micropoética. Tiene que ver con el sentido que los lados del cuerpo tienen en la tradición cabalística, siendo el izquierdo el del corazón y el derecho con el que se escribe. Debo organizar mis impulsos hacia una conciencia más trascendente y tomar las cosas que debo hacer más por su significado que por su función. Creo que eso me ayudó un tanto, pero tampoco recuerdo cómo.

*Justifico la incongruencia gramatical en la vital distinción del sujeto.

jueves, 12 de julio de 2007

2da presentación

Poco a poco estoy haciéndome de la ególatra costumbre de buscar mi nombre en el gooogle. Y así me encuentro con casos como este:
Roman dupa povestea lui Dracula, ambientat in Romania si Ungaria
Lol. Rumano.
Dato importante: El martes 17 a las 7:30 estaré presentando la novela en el Jazz Zone de miraflores, en el suche, un pasaje en La Paz a media cuadra de Benavides. Estará el director de cine Augusto Tamayo. Lo demás está por confirmar, viendo si me acepta Sergio Galarza u Oswaldo Reynoso, o quizás logro incluir un grupo metal. De todas maneras, desde ese momento ya estará a la venta la novela en las mejores librerías. Desde ya pueden encontrarla en Contracultura.
Por cierto, ya arreglé la primera post del modernismo que tenía problemas de html para Internet explorer. Ahora se puede ver el comentario y sale bien lo de la cursiva. Además, el nombre antes decía Paul Verlain y era Paul Valéry. Dos Pauls simbolistas con V son mucha vaina, pues.

lunes, 9 de julio de 2007

Mi tesis y mi Archienemigo

Así que, tras mucho trabajo, al fin acabo de entregar la última versión de mi tesis. Mi tema gira en torno al extravagante poeta Pierre Menard, disputado novelista. Muchos dicen que su novela es genial, aunque no creen que exista. Yo creo que su novela es muy real, pero el mérito de Menard no es el valor de la misma. El hecho es que Pierre Menard es el autor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, allá por los años 1925 reconta aprox. Aun así, muchos de los críticos y todos los editores se rehusan a reconocer la autoría de Menard. Esto se debe principalmente a que la única noticia que tenemos de él nos viene de la inverosímil figura de Jorge Luis Borges. Por eso es que el Quijote siempre aparece publicado bajo el nombre de un tal Cervantes. En fin, yo creo que todo este dilema constituye una situación límite para la historia: aunque los críticos hayan intentado comprender a Menard en su contexto, su obra se resiste a toda historización y ordenamiento. Es, finalmente, una obra que aniquila la historia y contexto como tal. Paradójico el contexto modernista, que no es contexto.

Pero la verdad es que Pierre Menard me gusta, pero no lo amo. Hubiese investigado sobre otros autores más excelsos y menos reaccionarios, de no haber tenido un propósito mayor entre manos. En rpincipio yo quería hacer una tesis sobre las fanfics. Yo era fanficero (y ahora en cierta medida vuelvo a mis raíces). Pero de eso les contaré otro día. Lo cierto es que yo era un poeta adolescente, atormentado pero feliz, y entré muy ilusionado a estudiar el gran arte de la literatura a la casa de saber. Con muchas espectativas por las vanguardias del mañana, me inscribí en el curso de "Literatura actual". Pero:
Al empezar el ciclo, pronto me enteré que no hablaríamos de literatura tan actual, sino de los 90s. Y que no hablaríamos de la gran literatura, sino solo la pequeña parte que habría tenido la azarosa circunstancia de ser concebida en el Perú, aunque fuera por extranjeros, o por peruanos, aunque sea en el extranjero. No solo era miserable el enfoque: hallaba perfecta correspondencia en su autor. Victor Vich es un marxista mediocre (como si el hecho de ser marxista no fuera mediocre de por sí), un espécimen de algo tan inverosímil como un determinista relativista: las cosas dependen del punto de vista, pero el punto de vista siempre està determinado finalmente por las fuerzas històricas, lo concreto, las cosas, que existen. Difìcil de imaginar alguien tan miserable que incluso al hablar d Nietzsche halla la forma de identificarse con el último hombre, de enunciar embelesado que està determinado por la cultura y no hay ninguna, ninguna manera de salir de ahí.
El mundo se ha vuelto pequeño, y el último hombre salta sobre él. "Hemos inventado la felicidad" dice el último hombre y parpadea.
F.N.
Este curso, pues, consistió en encasillar las obras más diversas (poemas buenos, cuentos pésimos, testimonios de vida, harengas callejeras) según la condición azarosa pero absolutamente determinante de su productor: el sujeto femenino, el sujeto andino, el sujeto letrado... Lo que importa son los valores sociales que reproducen inconscientemente. Porque nadie es màs de lo que le toca ser. Por eso es que cualquier accidente balbuceado puede valer más que el soneto más arquitectónico. Sí señor (Bullshit!). No lo odio porque jalé el curso: jalé el curso porque lo odio.
Desde ese momento fue que lo declaré mi archienemigo. En la facultad conocí otros engendros de su especie, pero ninguno tan deplorable. Finalmente decidí que debía dedicarme, antes que nada, a aniquilar esa clase de intelectualismo. Así tomé a Pierre Menard, el kamikaze antihistórico, como mi escusa, como mi arma. Lo más radical del caso es que Vich también resultó dictar el Seminario de investigación, último curso de la carrera. Así nos veríamos en la batalla final de este breve cuento que es la licenciatura, frente a frente. Y veo que poco a poco he logrado hacer que ceda terreno y acepte cada vez más de mis argumentos. Al parecer, sin embargo, aún falta el último round: él también estará en la mesa de sustentación.

viernes, 6 de julio de 2007

Homonimia: Bestiario e inmanencia

Acaso la ley de la estructura encuentra su límite en la homonimia, donde los símbolos cumplen funciones diversas en diversos contextos y pierden su función relacional. Estoy harto seguro que ni Poe ni Tokien quisieron lograr lo que yo amo en sus historias, y que la forma en que reutilizo sus elementos expresa algo radicamente diferente. Tolkien era un católico naturalista, pero los power-metaleros siguen la religión de Morgoth que él tan involuntariamente creó. Igualmente, los seres sobrenaturales ya no nos causan el mismo efecto que supuestamente tenían en el siglo XIX. Y, sin embargo, los amamos tal como son, por este otro efecto que nos causan. Por último tenemos a los Emos, que usan los mismos símbolos que los góticos para referirse a algo muy distinto, siendo el pobre Jack Skellington el más afectado. Los personajes sobreviven al significado. La inmanencia habría de despedazarlos o morir en el intento: ¿será que los lectores ven al símbolo fuera de su sentido? Probablemente estemos aquí a un nivel mucho más quirogueano que mina toda teoría interpretativa:

Ley X y última del Decálogo del perfecto cuentista

No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
H.Q.

Vivimos con los personajes, los dejamos hacer sus vidas y ser algo en sí mismos. La chica mágica o el íncubo no trasciende de un cuento a otro como símbolo, solo como personaje. Cumple funciones simbólicas distintas en distintos contextos. No es su función simbólica lo que le da identidad, sino una definición de sus características individuales.
He aquí al bestiario desgarrado.


Otra forma de encarar la situación es aceptar el concepto de estética o de ismo como basado en una definición arbitraria, pero declarada. Podemos entonces decir que todo lo que encaja en esa definición es parte de esa estética (para librarnos del avant la letre, el post/neo y todas esas pavadas). Las estéticas pueden superponerse y compartir elementos, personajes y símbolos. En ese sentido, es como algo que solía pensar de los subgéneros del metal: no son sustantivos con un corpus exclusivo; son solo adjetivos. Algo puede ser más o menos power, más o menos trash. No podemos encasillar. Así era, justamente, como estaba también describiendo la época modernista hace unas semanas. Fueron los vanguardistas que tuvieron un pánico adolecente por formar equipos y guerrear entre ellos, por darse una identidad. Ahora los posmodernISTAS nos quieren hacer creer que la posmodernidad es la nueva era del mundo (mentira! es la de acuario!) y que su estética es un destino inexorable hacia el que marchamos todos inconscientemente. Sin embargo, ¿cuándo comienza la posmodernidad? ¿Cuándo termina la modernidad? Hay posmodernos desde el año de la pera y la mayoría de gente sigue siendo moderna hasta la fecha. Eso es lo que decía del avant la letre. Como cuenta Borges, cada uno crea sus propios precursores. Nadie era posmoderno hasta que a Lyotard se le ocurrió inciar una pose intelectual en los 60s. Entonces resultó que Borges era posmoderno, que las vanguardias, que Nietzsche, que todo el mundo. Y que yo estoy siendo posmoderno ahorita, por supuesto, porque soy un sujeto posmoderno sin saberlo. No pues. Resignense, gente, son un ismo más. Un ismo que ha dado frutos bastante provechosos en autores como Mario Bellatín, pero que no va a salir de las esferas teóricas ni cambiar el curso del tiempo, ni marcar ningún antes y después.

martes, 3 de julio de 2007

Erratas

Hoy salió el artículo sobre mi persona en El Peruano. En general está bastante bien toda la parte sobre mí, no mencionaron el modernismo pero está implícito en Quiroga. El detalle en el que sí no coincido es el dato sobre la oscura dama Lilith. En la entrevista me tomé un rato para aclarar que ella era la primera mujer de Adán, que en un principio las cosas son así, un hombre y una mujer hechos de tierra muy distinta, radicalmente diferentes. A Adán le llega, no puede dialogar con nadie tan distinto, Lilith también se aburre del asunto, se quita del Edén y crea por primera vez el mundo. Luego Adán, pobrecito, le pide a Dios que le haga otra, una que le sirva, que no puede ser más que parte de él mismo. Que yo sepa la leyenda es cabalística (aunque solo la he leído de manera indirecta, las versiones más confiables de Robert Graves y Gilber&Gubar). En fin, por lo demás el artículo sí está muy bien y vale la pena chequearlo. La verdad yo solo lo he visto en internet. ¿Lograré conseguir aún el diario? No se pierdan la próxima entrega para averiguarlo. El texto parece bastante completo aquí, solo no tiene foto. ¿Cómo saldrá mi foto en el periódico? Quién sabe.
Otra errata que me ha estado causando bastantes problemas es la de los créditos de la foto del libro. Resulta que sobre la foto dice "© Álvaro Ortiz de Orúe", cuando lo que sucedió fue que el buen Álvaro vino para tomarme las fotos pero no teníamos locación, así que terminamos llendo a un lugar que hace poco había abierto otro amigo: el Rodo. Y ahí, en el Rodostudio, me encontré una calavera, subimos a la azotea y el Rodo empezó a tomar fotos, dándome indicaciones de que le pusiera más furia. Álvaro estaba a su lado con una especie de espejo que no sé cómo se llamará, un iluminador fotográfico, asistiendo. Hicimos varias series y al final llegamos al acuerdo de que no me cobraría si poníamos la dirección de Rodostudio.com en el libro. Ahora, lo fatal del caso es que en el libro no solo figura Álvaro como único autor, sino que su página dice ser http://www.rodoestudio.com/ (sigue el link pa que veas). En vista de la faltosísima falta Rodo pidió enmendarla con stickers, lo cual no me pareció muy factible, pero actualmente se está imprimiendo una fe de erratas y tendré que aclarar el detalle en cada presentación que me quede. Al menos tú ya sabes: cuando veas el libro, tacha la e.

*Técnicamente ayer, el lunes 2, pero el día en verdad comienza al amanecer ¿o no?