
colegiala yakuza sobre la que empecé el cuento
El caso de Koizumi fue más complicado. Lo primero que ella me pidió fue un rostro, ya que en mis bosquejos eso suele ser lo último que detallo. La acabé dibujando bastante grande y colgando su imagen de mi pared para que me acompañara al despertar. Pero a medida que iba escribiendo su personalidad se iba definiendo más, le quedaba claro también a ella misma que era una chica bastante ruda e inflexible, y así se fue volviendo más exigente. En principio me exigía que me apegara más a escribirla regularmente, que no perdiera el tiempo viendo tele, algo muy razonable y comprensible, pero que en momentos de stress no era tan fácil de cumplir como pareciera. Eso y que con un bloqueo tan fuerte he perdido todo hábito - o quizás se debió a perder el hábito que me dio el bloqueo. Como sea, que no se repita. Otra cosa que quiere es que le de una segunda vida en la que no le haya tocado el destino desgraciado de haber nacido en una familia tan patriarcal. A menudo se sube conmigo hasta a la micro, se sienta en mis piernas cuando no hay asiento y juega a atravesar las caras de la gente que no la ve con su mano, para demostrar que ellos no existen*. Sin embargo cuando noté que la imagen de ella que había colgado en mi pared no se veía claramente desde mi cama, le prometí traer un marcador para repasarla, cosa que olvidé dos días seguidos. Entonces Koizumi se hartó de mí, me dio la espalda y salió andando de mi cuarto. Repasé su dibujo con lapicero y la volví a escribir, y tras un tiempo pude lograr que volviera. A pesar de los errores, reconocí que ella es más que una amiga o una distracción más, es una heroina trágica cuya vida contruye sentido trascendente. Me falta todavía un capítulo para terminar la historia. Ya he estado ideando su otro mundo, un oscuro espacio metálico y futurista, donde ella es una especie de inclemente diosa guerrera que protege a Kisara.
Sé que tiene que ver con todo eso, y sin embargo no recuerdo por dónde. Lo que hice fue escribir con plumón en mi mano derecha de afuera hacia adentro "ABSTRAER" y en mi mano izquierda de adentro hacia afuera "SUBLIMAR". Una especie de micropoética. Tiene que ver con el sentido que los lados del cuerpo tienen en la tradición cabalística, siendo el izquierdo el del corazón y el derecho con el que se escribe. Debo organizar mis impulsos hacia una conciencia más trascendente y tomar las cosas que debo hacer más por su significado que por su función. Creo que eso me ayudó un tanto, pero tampoco recuerdo cómo.
*Justifico la incongruencia gramatical en la vital distinción del sujeto.
1 comentario:
como se me para cuando veo a estas colegialas....
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