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lunes, 9 de julio de 2007

Mi tesis y mi Archienemigo

Así que, tras mucho trabajo, al fin acabo de entregar la última versión de mi tesis. Mi tema gira en torno al extravagante poeta Pierre Menard, disputado novelista. Muchos dicen que su novela es genial, aunque no creen que exista. Yo creo que su novela es muy real, pero el mérito de Menard no es el valor de la misma. El hecho es que Pierre Menard es el autor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, allá por los años 1925 reconta aprox. Aun así, muchos de los críticos y todos los editores se rehusan a reconocer la autoría de Menard. Esto se debe principalmente a que la única noticia que tenemos de él nos viene de la inverosímil figura de Jorge Luis Borges. Por eso es que el Quijote siempre aparece publicado bajo el nombre de un tal Cervantes. En fin, yo creo que todo este dilema constituye una situación límite para la historia: aunque los críticos hayan intentado comprender a Menard en su contexto, su obra se resiste a toda historización y ordenamiento. Es, finalmente, una obra que aniquila la historia y contexto como tal. Paradójico el contexto modernista, que no es contexto.

Pero la verdad es que Pierre Menard me gusta, pero no lo amo. Hubiese investigado sobre otros autores más excelsos y menos reaccionarios, de no haber tenido un propósito mayor entre manos. En rpincipio yo quería hacer una tesis sobre las fanfics. Yo era fanficero (y ahora en cierta medida vuelvo a mis raíces). Pero de eso les contaré otro día. Lo cierto es que yo era un poeta adolescente, atormentado pero feliz, y entré muy ilusionado a estudiar el gran arte de la literatura a la casa de saber. Con muchas espectativas por las vanguardias del mañana, me inscribí en el curso de "Literatura actual". Pero:
Al empezar el ciclo, pronto me enteré que no hablaríamos de literatura tan actual, sino de los 90s. Y que no hablaríamos de la gran literatura, sino solo la pequeña parte que habría tenido la azarosa circunstancia de ser concebida en el Perú, aunque fuera por extranjeros, o por peruanos, aunque sea en el extranjero. No solo era miserable el enfoque: hallaba perfecta correspondencia en su autor. Victor Vich es un marxista mediocre (como si el hecho de ser marxista no fuera mediocre de por sí), un espécimen de algo tan inverosímil como un determinista relativista: las cosas dependen del punto de vista, pero el punto de vista siempre està determinado finalmente por las fuerzas històricas, lo concreto, las cosas, que existen. Difìcil de imaginar alguien tan miserable que incluso al hablar d Nietzsche halla la forma de identificarse con el último hombre, de enunciar embelesado que està determinado por la cultura y no hay ninguna, ninguna manera de salir de ahí.
El mundo se ha vuelto pequeño, y el último hombre salta sobre él. "Hemos inventado la felicidad" dice el último hombre y parpadea.
F.N.
Este curso, pues, consistió en encasillar las obras más diversas (poemas buenos, cuentos pésimos, testimonios de vida, harengas callejeras) según la condición azarosa pero absolutamente determinante de su productor: el sujeto femenino, el sujeto andino, el sujeto letrado... Lo que importa son los valores sociales que reproducen inconscientemente. Porque nadie es màs de lo que le toca ser. Por eso es que cualquier accidente balbuceado puede valer más que el soneto más arquitectónico. Sí señor (Bullshit!). No lo odio porque jalé el curso: jalé el curso porque lo odio.
Desde ese momento fue que lo declaré mi archienemigo. En la facultad conocí otros engendros de su especie, pero ninguno tan deplorable. Finalmente decidí que debía dedicarme, antes que nada, a aniquilar esa clase de intelectualismo. Así tomé a Pierre Menard, el kamikaze antihistórico, como mi escusa, como mi arma. Lo más radical del caso es que Vich también resultó dictar el Seminario de investigación, último curso de la carrera. Así nos veríamos en la batalla final de este breve cuento que es la licenciatura, frente a frente. Y veo que poco a poco he logrado hacer que ceda terreno y acepte cada vez más de mis argumentos. Al parecer, sin embargo, aún falta el último round: él también estará en la mesa de sustentación.

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