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lunes, 26 de enero de 2015

Cogito Ergo Proxy / Video sed non cogito

Después de más de una década decidí darle una segunda oportunidad a una serie de anime cuyo primer capítulo me había parecido un burdo plagio de Ghost in the Shell. He estado adentrándome un poco más en la ciencia ficción últimamente y particular en casos de cyberpunk que no caen en el insípido cientificismo asimoviano. Después de volver a verlo noto que contiene mucho más que eso. Y aun así, ¿vale la pena? Como escribí en otro lado, lo que más me causa urgencia de escribir no son las historias buenas ni malas, sino las que me generan sentimientos encontrados.

Lo primero que me genera repulsión es el namedropping vacío. ¿Realmente creen que suenan inteligentes si mencionan a Kristeva y Deleuze sin haberlos leído? El único elemento psicológico que contiene el texto es el camino del héroe, la misma sopa Campbell enlatada de toda la vida. La trama es un episodio más del increíble Hulk, y no uno particularmente bueno. Lo único que pareciera darle un giro es el virus cógito, pero este nunca tiene origen, impacto ni conexión alguna con la trama central. Solo sirve para justificar a la loli de la serie. Al final del día, el nerd tiene que convertirse en superhéroe (y figura paterna de una familia con roles convencionales) para matar a los marcianos, como cualquier otro naruto, vamos: campeón del status quo contra el mal.

Lil es representada en cierta medida como mujer dura, pero como tal es sometida a los clichés que exigen mostrarla semidesnuda y sexualmente vulnerable en repetidas ocasiones, cosa que nunca vemos de ningún personaje masculino. Es, para colmo, un objeto del deseo de múltiples personajes masculinos (incluso un robot) que se la debaten como trofeo de una forma u otra. Al menos es reconfortante que no se la muestre a ella, si solo a su alter ego, estableciendo una relación definitiva y predecible con el héroe. Aunque la familia sea representada como finalidad y realización, al menos la serie tiene la decencia de solo sugerirla y no necesita mostrarla para satisfacer al mainstream.

Lamento que Iggy quede atrapado en este predecible pentágono amoroso. Como robot es probablemente el personaje con mayor realismo psicológico de esta serie (y de muchas otras). El desarrollo de Vincent en cambio es dramatizado de manera excesiva y por lo mismo resulta algo forzado, pero tampoco es del todo malo. Hay algunos diálogos buenos, pero todo se derrumba en cuanto se intenta forzar el intelectualismo vano. A menudo me da la sensación de que no entiendo lo que están diciendo, pero sí a qué se refieren, simplemente usan tecnicismos enrevesados para decirlo. Por otra parte, Dark Subs también contribuyó a arruinar el guión.

Si pasamos por alto lo superficial de su trama, hay que decir que el estilo visual y narrativo tiene gracia y personalidad. Muchos de los capítulos funcionan como episodios sueltos, viñetas de pesadillas o secuencias que desarrollan una temática cerrada. Vistos como episodios autoconclusivos, estos momentos del constante despertar, la incertidumbre del viaje en un desierto sin hitos en el horizonte ni estrellas en el cielo, sin orientación alguna, tienen momentos de confusa fascinación que trascienden de lejos la calidad de la serie como un todo. Una pena que queden inconsecuentes en vez de integrarse en un desarrollo. Una suerte que queden inconsecuentes en vez de disolverse en la sopa Campbell.

La verdad, la trama tiene muchas posibilidades, mucho potencial. Quizás no hay nada más inspirador que ver una serie mediocre que pudo haber sido mucho más, pues esta impulsa a crear todas sus posibilidades inconclusas.