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Cónicas del Templo Negro

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martes, 29 de enero de 2008

Sobre las Hanya

Tras mucho buscarlo al fin he logrado hacerme del Uketsu Monogatari, los cuentos de luz de luna y lluvia de Ueda Akinari. De veras ha resultado un viaje fascinante y placentero que me deleita a cada paso, hace tiempo que un libro no me jalaba de tal manera a atravesarlo de cabo a rabo. Los relatos recuerdan a aquellas inefables historias de teatro No, donde el fantasma se nos aparece como una persona y nos empieza a contar la triste historia de un antiguo espectro que merodea la zona. Pero en el momento mismo en el que la identidad del espíritu es revelada, este se deshace en el aire y desaparece, acaso apaciguado, acaso jalándonos con él al infierno, pues en efecto al espectro no lo constituye nada más que su propio misterio, y deja de ser un fantasma cuando la duda entre su vida y su muerte es resuelta.
 
El volumen en mi haber, además, intercala curiosas ilustraciones de grabado Ukiyo-e que vuelven la lectura una experiencia que no se me había permitido desde la más remota infancia. Una cosa es leer una historieta, donde los personajes están a la vista todo el tiempo, y otra muy distinta el construirlos de palabras es un espacio etereo y de pronto, en el momento menos esperado, hallarlos frente a tus ojos en la misma acción que te estabas figurando.



También me ha llevado a recordar aquel documental que vi en el centro de estudios orientales hace como seis años, mi primer encuentro aunque remoto y extraño con el teatro No, donde apenas podía construirme una fantasía muy descabellada de cómo se vería una presentación de un teatro tan refinado y abstracto. Una de las cosas que mencionaba el documental, sin explicación alguna, y me había dejado pensando a lo largo de estos años, era que "las historias de mujeres suelen ser las más hermosas". Bajo esto entiéndase, por supuesto, aquellas historias donde el espectro es una mujer. Suena ridículo de buenas a primeras, pero vistas las historias juntamente, es evidente que las que más resaltan no son los relatos de los samurais que se enredan en batallas históricas y conspiraciones políticas, hundidos en fechas y nombres que no significan nada sobre todo para quienes no recordamos al pie de la letra la clase de historia del Japón; sino las de amantes fieles hasta la muerte, desesperadas o endemoniadas, conectadas directamente en una relación aboslutamente personal y atemporal con su amante y víctima. Aquí tenemos al espectro desesperado de la máscara conocida en No como Hanya. La verdad todos los esposos necios de las historias, se salven o no, se tienen bien merecida a su fantasma. En una cultura clásica, el hombre está dedicado a la vida pública y política, y la mujer es la que realmente vive la vida personal. La mujer está recluida y el hombre por su parte está prohibido de albergar sentimientos personales.

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