Para golpear al mundo, el arte debe venir desde afuera.
El artista debe limpiarse a sí mismo del mundo
y al arte de sí mismo.
El artista debe limpiarse a sí mismo del mundo
y al arte de sí mismo.
La literatura fantástica y sus metamorfosis
Después de muchos años de revisión y de buscar la forma de editarme, he vuelto a decidirme por la autoedición. El 4 de julio estará disponib...
Supongo que ya no es noticia, pero por si acaso lo apunto, pues se les vienen nadie menos que los padres del power metal. El legendario grupo Helloween y su contraparte Gamma Ray estarán tocando en el parque de la exposición el 30 de abril. Curioso cómo Kai Hansen, ex-vocalista y guitarrista de Helloween, se encuentra otra vez con el resto del grupo desde la otra orilla del Gamma Ray que él fundara por su lado. Cuando el género del power metal empezó a sonar, Hansen aun estaba dentro de Helloween y era una fuerza impulsora mayor, por lo que supongo que de ambos grupos se puede decir que f
ueron el primero. Las entradas están a un precio proporcionalmente brutal, pero las pueden conseguir desde ya en PlazaFea o Vivanda. Yo mientras tanto seguiré aquí sentado en pueblitos gringos remotos, escribiendo en mi blog.
de una estética poderosamente gótica, en el cuádruple sentido de la larga y accidentada historia de la palabra. Además de ser góticos por obscuros, góticos por románticos, góticos por medievales y góticos por godos germanos. Sus letras también son cuadruples, en inglés, alemán y latín, dos idiomas que ya domino y uno que aún estoy aprendiendo, además de algunos pasajes también en romance toscano. Me viene bastante bien el latín de alguien fiable tras intentar corregir las desastrosas letras de ciertos japoneses, por lo demás bastante creativos, pero que ni inglés saben (el anime Elfen Lied, mejor conocido por su pronunciación inglesa como Elfen Láyet).
Apenas acababa de escribir contra el arte moderno, quedándome con la extraña impresión de que en general no me gustan las artes plásticas a menos que estén subordinadas a una narrativa; cuando, simultaneamente, me veo leyendo al futurista Mayakovski y a su opositor Zamyatin, que en su parodia no puede evitar volver aun más gloriosa la estética que niega y cantarle a la belleza del cuadrado. Ahora recuerdo, al haber caminado por la ONU, reflexionar una vez más sobre el arte islámico y la admiración de Borges hacia el mismo, para llegar a la conclusión de que, de hecho, al ser Alá irrepresentable, los musulmanes fueron de los primeros en el mundo en desarrollar un arte netamente abstracto. Pero no muy de lejos les siguen los masones góticos, a medida que su arquitectura se hace cada vez más excelsa y libre de representaciones, para concluir en la spira mirabilis y sus místicos números aureos. Y la música desde siempre ha sido mejor cuanto menos representa, punto y contrapunto sin rastro de objeto terrenal. En verdad yo mismo ya vengo un tiempo admirando la belleza de la máquina, certera, precisa y confiable, la máquina que a diferencia de la planta es aquel artificio de mi mente que funciona como yo la he concebido y no como la naturaleza quiere funcionar. El sistema irreal que es lógico en sí mismo porque niega la realidad y así se vuelve la raiz de todo mundo posible. Cuán semejante, en verdad, el círculo mágico y la jerarquía cósmica a un precioso engranaje. Hubo un día que, agobiado de tareas lingüísticas, torné de vuelta a reparar una engrampadora descompuesta, analizando cada uno de sus resortes y su funcionamiento interno, sus reglas desconocidas pero perfectamente racionales, hasta que, al cabo, funcionó, tal como la había predicho. Aquel momento epifánico en que las cosas hacen click. Pero esto es arte abstracto, no arte conceptual, y al fin de cuentas no es precisamente contra lo que andaba escribiendo hace unos días. No me retracto de nada.
Dicen los carteles que son lienzos sobre los cuales ha realizado explosiones. Habemos de entender que las explosiones son la verdadera obra de arte. Pero ¿dónde están? Pues ya explotaron. Para que la exposición no sea un fiasco total, hace falta complementarla con fotos, videos y mucho texto. Entre otras cosas, los largos párrafos explican que algunos de estos son los "proyectos para extraterrestres", que se habrían de ver desde el espacio para ser apreciados, pero son de una magnitud tal que muy pocos de ellos se han realizado. Incluyen, por ejemplo, volar un hueco en la Luna con las mismas dimensiones de una pirámide egipcia para que haga de contraparte de esta. Sumamente interesante, pero hubiera preferido leerlo en un blog o una revista, en vez de pagar 18 dólares para leerlo en una pared, y el señor Cai podría graficar sus proyectos de forma mucho más clara y vistosa si usara un lápiz en vez de pólvora. Es muy moderno eso de ir buscando una "nueva forma de arte", y toda nueva forma es una buena excusa para hacer las cosas mal, ya que se es el único original que las hace de esa manera. Por otro lado, los fuegos artificiales parece hacerlos bastante bien, pero las cosas que ha achicharrado la verdad no son nada interesante. De hecho, son meros despojos de la explosión, que fue la obra en sí. Sería bueno asistir a una de esas explosiones, pero los artistas modernos deberían aprender a botar su basura en vez de llenar los museos con ella.
En ese sentido, solía pensar que la literatura estuvo mucho tiempo antes librada de esta absurda mística superficial que Walter Benjamin llamara "el aura", el culto inútil al "original", que para orgullo de los poetas, en la palabra inmaterial nunca ha existido. Sin embargo fue apenas unas horas después que me vine a encontrar en la biblioteca pública con una exposición sobre Jack Kerouac, quizá el único verdadero haijin de occidente, y uno de los más terribles drogos de la generación beat. Estirando la ridiculez a sus máximos extremos, la exposición muestra páginas de máquina de escribir originales, tipeadas por el mismísimo Kerouac y, por supuesto, sin rastro alguno de él. Y ahí están, junto a sus fotos, sus lápices, sus discos, la basura que llevaba en el bolsillo cuando murió. Es basura, pero con aura. Menos mal que la entrada era gratis.
Para terminar el día fui al celebérrimo MoMA, que junto a algunos de los más excelentes Picassos y Kandinskis también guarda la más grande colección de lienzos monócromos del mundo, así como una lata de pura y legítima Mierda de artista. Lo que intentaba evidentemente ser una burla, ha sido institucionalizado por el mismo sistema del que se estaba mofando como una parte más del establishment, mientras el concepto de arte se vuelve cada vez más estúpido e inútil. Hablando de originales, varias de las estatuas de bronce entronadas en el MoMA ya las había visto antes en vivo y en directo, presentadas como magníficos originales únicos en el museo Smithsoniano de Washington. Claro, el bronce se puede fundir una y otra vez en el mismo molde, pero entonces, ¿por qué no, en vez de destruir el molde, hacer 3758923016 estatuas idénticas, a ver si la forma tiene algún valor aparte de su "aura"?
cajas registradoras ni horarios complicados en internet, llevando a vietnamita, cholo, polaco, gringo, criollo y negro cubano apretujados en el mismo carro. Ahí donde la competencia salvaje le gana al puritanismo novoinglés y el aire se llena de mil idiomas mientras a dos asientos de distancia una chica lee a Borges en chino hasta que el inglés se pierde de vista por completo; ahí empieza Nueva York. Al llegar a la ciudad el bus me depositó en el barrio chino, donde el río de gente se mueve imparable y es casi imposible agarrar un taxi, mientras hasta el teléfono público me da instrucciones en chino mandarín.