
Borges advierte: "temí que la combustión de un libro infinito fuera parejamente infinita". Fue por eso que él no incineró el perturbador objeto que le fue entregado como "el libro de arena", sino que lo escondió en la Biblioteca Nacional. Hay registros posteriores de que Borges incluyó el Necronomicón en el catálogo de la biblioteca, y quizás se haya referido precismaente a aquel libro, del cual bibliotecarios posteriores se quisieran deshacer. El libro de arena y el Necronomicón del árabe loco Abdul Al-Hazred, por lo tanto, fueron siempre uno y el mismo objeto monstruoso.
Quizás haya sido mediante este objeto en particular que Borges fue contagiado con la febril demencia Lovecraftiana, la cual lo llevaría a redactar, tras años de resistencia, un relato lovecraftiano, incluido en el mismo volumen que la historia sobre el libro de arena. En aquel relato Borges se rinde al horror cósmico, aunque evita la mención de cualquier liber damnatus.

Pero todo esto es una conclusión y una tesis osada, la cual no llegué a explicar en el examen oral, al final del cual mi profesora insistió en que Borges era mucho más complejo que Lovecraft. Por supuesto, Borges es más consciente y explícito en todos sus textos, envuelto en engorrosas espirales metatextuales, que son la razón por la que sería mucho más difícil escribir un cuento borgiano (además del hecho de que el protagonista no podría ser el mismo Borges). Pareciera a momentos que los autores no tienen comparación; pero todo puede y debe compararse.
1 comentario:
si lees el inmortal verás la influencia de Lovecraft sobre todo si lo comparas con la ciudad sin nombre.
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