Cuando me hayáis negado del todo, recién entonces me habréis encontrado.
F.N. - Ecce Homo
Hace muchos años que pensé que algún día debería escribir un texto con este título, que sería mi deber distanciarme de una filosofía que siempre me pareció intachable y ejemplar, pero que predicaba, precisamente, la independencia y no la fidelidad. Al escribir "Nietzsche contra Wagner", el filósofo renegó de su maestro, pero nunca dejó del todo de identificarse con él y sus virtudes. Yo creo haber tras mucho tiempo encontrado los puntos en los que no soy nietzscheano.
Nietzsche menciona que Dios ha muerto: lo reconoce como un hecho precedente, pero no es el primero en tirar la piedra

"Desháganse o bien de sus veneraciones o bien - de ustedes mismos". Lo primero sería el nihilismo; pero ¿no sería lo último también - el nihilismo?
F.N. - La gaia ciencia
Nietzsche, por supuesto, es todo menos un nihilista. Es alguien que reinventa los valores y los restablece, pero que también deja muy en claro que es siempre necesario creer en alguna fuerza vital que nos saque adelante, y si el viejo Dios ha muerto, es indispensable crear alguno nuevo, alguno nuestro con el cual podamos identificarnos y seguir de cerca, alguien que nos ayude a encontrarnos a nosotros mismos entre el abismo de últimos hombres indiferentes, en un mundo ínfimo y desierto. Hasta ahí sigo a Nietzsche al pie de la letra.
Pero entonces, si el crimen de los predicadores de la muerte consiste en negar una Realidad evidente, ¿no se está afirmando que esta Realidad es la única posible? ¿No es ésta una forma de Verdad, en última instancia una hipóstasis de Dios a quien creíamos muerto? ¿No es precisamente ésta la sombra del Buda que aún se arrastra por el mundo después de su muerte?
Yo sigo siendo un "Hinterweltler", un trasmundano que vive en el más allá, más en las especulaciones de lo que podría ser que en el verdadero presente dionisíaco. Si experimento las posibilidades de lo sensorial, es precisamente en tanto estas son subjetivas, no son algo que me acabe formando a mí tanto como yo las constituyo a ellas al percibirlas, y como en busca de su ambigüedad deconstruyo la coherencia de la Realidad preconcebida. Sí, yo soy incluso antimundano, y en ese sentido podría ser, en la práctica, más nihilista que Nietzsche.
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