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Cónicas del Templo Negro

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domingo, 22 de noviembre de 2009

Honor, orgullo y derecho

"¡No somos nada!"
La polla records

Parece que no basta con culpar a LaVey. Ahora lo más probable parece que sea un efecto secundario de la docencia: convertido en supuesta figura de autoridad, me encuentro en la necesidad de poner cierto orden en el salón, de impartir cierta forma de justicia en las notas. ¿Qué clase de orden? ¿Qué es la justicia? Soy avatar de un dios desconocido por mí y venerado por las masas inconscientes. Al comienzo ponía sus evaluaciones en un sobre que decía Death Note, y me daba cuenta de que mi justicia era tan arbitraria y prepotente como la de Kira, al menos ahí tenía algo de lo cual enorgullecerme, pero ahora... Ahora, en verdad, tengo orgullo pero ninguna razón para sustentarlo más que el status quo del mundo externo, la máquina de homeostasis que se expresa a través de mí, y yo que cuanto más parezco, menos soy. Pero me la creo. Se internaliza en mí la actitud de poder juzgar, de creer disponer de criterios y merecer cierto trato, la absurda creencia de que ciertas acciones pueden corresponderse con ciertas reacciones, de que alguien me responderá de acuerdo a mis "méritos", que puedo ganar algo por las buenas y que mi existencia y esfuerzo no es un desperdicio. Pero todo es un desperdicio, siempre, y nadie me debe nada a mí ni tiene derecho a nada nunca. Se hacen las cosas que se hacen, y si ocasionalmente el vulgo resulta manipulado por ciertas apariencias que logro controlar, eso sigue siendo un accionar unilateral juzgable sólo desde una perspectiva personal, subjetiva y siempre egoísta en cierto modo. No puedo esperar nada de nadie, creer en nadie.
Quizás volviendo a estudiar me podría deshacer de esta vana ilusión de identidad, de posición. ¿O será acaso posible desarticular el papel mismo que interpreto sin renunciar a él ni destruirme? También me lleva de vuelta al estudio mi sed de conocimiento. El conocimiento no tiene por qué darle sentido a nada pero, para mí, resulta simplemente placentero en sí mismo el divagar sobre estructuras complejas trazadas sobre un mundo siempre caótico y vacío.

1 comentario:

jhr-cronos dijo...

Ah. A los que están terminando la carrera siempre se los advierto: Aunque termines la carrera seguirás siendo casi nadie, no lo olvides... La mayoría siempre lo olvida. Y después de todo, si no hay la gran razón para andar presumiendo por ahí, ¿qué? Si quieres estudia; acabar con el aburrimiento es mejor. Lo importante es hacer cosas divertidas, en lo que se piensa aquello otro.