a bastante farsesca. Sí lo pensé dos veces. El azar, al fin de cuentas, es siempre una carta desconocida, pero puede abrir también puertas insospechadas hacia los lugarse más nuevos y remotos, al igual que puede dejarme plantado en el mismo paraje desierto del que vine y anular secamente mi esfuerzo y expectativa. El ápice determinante, sin embargo, es siempre mi elección. Aunque llegué tarde a casa, me desperté temprano para llegar a la conferencia de las 8 pm. Se trataba principalmente de una presentación de la obra de Lozano, quien acababa de sacar la novela "La puerta oscura" sobre París y el inframundo. El autor hablaba de técnica, de tópicos y tradición pero, sobre todo, de un resurgimiento de la "literatura inquietante", la perturbadora, la obscura. Quienes lo comentaban, Juan Manuel Chávez y Pepe Güich, mencionaron unas cuantas anécdotas interesantes y puntos teóricos relevantes (Chávez, sobre todo), pero volvían inevitablemente a la eterna tarea del intelectual peruano, la de rumear incansablemente las tristezas de la realidad social sin proponer solución (Güich, sobre todo). El sentimiento, a pesar de todo, en este auditorio sombrío y pequeño, era bastante personal e íntima, al terminar el público presente no paraba de preguntar inquietamente, y al preguntar yo incluso llamé a David por su nombre antes que por su apellido, aunque lo había visto por primera vez hace menos de una hora. A la salida le manifesté mi extrañeza, mi necesidad por este resurgimiento del que hablaba. Él pareció casi tan emocionado como yo cuando le entregué mi libro. Ahorá recién empezaré a leer el suyo.(vaya impresiones que se puede llevar uno de un autor sin haberlo leído)
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